Alianza Podemos-IU, ¿Es sumar o restar?
09/10/2014 - 23:00
En política, no todas las alianzas electorales son igual de convenientes, las hay que tienen efectos multiplicadores, otras que, simplemente, suman y las hay que restan, como serían, a mi juicio, las de Podemos e IU, pues se trata de dos fuerzas de naturaleza cualitativamente distinta, que sólo tiene en común recoger voto ideologizado en lo que se ha dado en llamar convencionalmente la izquierda de PSOE. Pero Podemos es muchísimo más que eso, porque recibe, además, un apoyo en avalancha de los jóvenes y de los sectores sociales más desfavorecidos, por lo general poco ideologizados. Podemos se está percibiendo en líneas generales, como el resultado de un proceso socio-político plural de cambio radical en el fondo y en las formas de hacer la política, que tiene su origen en el estallido del 15-M, continúa su proceso después a través de las redes sociales donde se crea un descomunal debate de críticas y propuestas e irrumpe, finalmente, como opción política y referente de la ciudadanía que quiere el cambio con la denominación de Podemos, cuya fuerza llega para quedarse y aspirar a gobernar desde y con la ciudadanía, según reiteran una y otra vez.
 Por su parte, a IU se la visualiza, como una fuerza acomodada bajo el sol de la izquierda del PSOE, con una actitud bastante descafeinada y, en cierto modo, contaminada por algunas de las malas artes y hábitos políticos que han venido imponiéndose cada vez con más fuerza desde 1978 hasta nuestros días. En cualquier caso, con independencia de cómo la perciba cada cual, lo cierto es, que la ciudadanía demandante del cambio, que es lo determinante, no está tomando a IU como su referente para el mismo, y le otorga casi por entero su confianza a Podemos, incluida una parte importante del electorado de IU, que también se decanta por Podemos a pasos agigantados. Según las encuestas, más de un 20% votaría a Podemos, a pesar de que solo lleva siete meses en el escenario político.
También indican, que Podemos se sitúa como la primera fuerza entre los jóvenes y que el apoyo que recibe es transversal y proviene de votantes de todos los partidos, principalmente, del PSOE e IU, de la abstención y de los nuevos votantes, mientras que IU cae de forma significativa. La ciudadanía que está demandando el cambio es soberana y si se une en aluvión en torno a Podemos, está en su derecho. En cualquier caso, a un proceso tan ilusionante, no se le deben poner palos en las ruedas ni hacerle cortes en las alas, sino todo lo contrario, respetar su legítimo derecho a consolidarle y a concurrir a los comicios y ya dirán las urnas lo que tengan que decir. Formar alianzas preelectorales entre dos fuerzas tan distintas en preferencia ciudadana y en maneras de hacer política, podría suponer reducir las expectativas en vez de incrementarlas, es decir, restar en vez de sumar.
Tal sucedería en el supuesto de que esa alianza produjera reticencias, descuelgues, y perdida de pujanza e ilusión en los electores de Podemos. Pienso, pues, que esta formación está obligada, sí o sí, antes de tomar una decisión al respecto, sobre todo en las elecciones autonómicas y generales, a verificar mediante algún sondeo riguroso y fiable entre todo su electorado, qué es lo que piensan de una alianza así. Y si el resultado fuera, que genera reticencias, no podría entrar Podemos en el juego de esos pactos bajo ningún concepto, ni aunque se hicieran desde la base, porque eso sería desvirtuar y frenar lo que ya es de facto, una gran alianza social, plural y transversal, que tiene la gran singularidad de que la está construyendo directamente la propia ciudadanía a través de un referente concreto, el de Podemos. No está en discusión, al menos para mí, la honestidad y los deseos de cambio radical de una buena parte de la militancia de IU, incluidos algunos de sus dirigentes, ni tampoco cabe dudar de que estarán participando codo con codo con todos los que quieren hacer posible ese cambio; incluso parece que van teniendo claro, que lo importante no son las siglas, sino lo que dictamine la ciudadanía que exige el cambio. Pero aun así, no debe ser fácil asimilar de súbito, que la formación a la que perteneces porque te parecía la más adecuada, ahora resulta que la gente no la tiene en cuenta para pivotar el cambio y prefiere otorgarle esa misión en exclusiva a Podemos.
Esta situación tan insatisfactoria por la que está pasando IU, debería tenerla muy en cuenta Podemos y tratar a esta fuerza con respeto y humildad. Sería nefasto, que a Podemos le diera algún ataque de éxito y cayera en la arrogancia de mirar a IU por encima del hombro. Arrogancia nunca, ni con IU ni con nadie, pues junto con la mentira y el cinismo, son las tres maneras de comportamiento que más repudia y rechaza la ciudadanía. Ojo no vaya a ser que el éxito embriague a Podemos y no lo sepa digerir. Es un peligro muy real. Dicho queda. Otra cosa serán las alianzas poselectorales para gobernar, pero no estamos en ese tiempo; aunque pronto llegará. Esperemos que sea realmente nuevo e ilusionante. .