Ancestros

07/11/2020 - 13:01 Antonio Yagüe

Detengámonos y pensemos ¿De dónde salieron? ¿Cuántas peleas han peleado? ¿Por cuánta hambre han pasado? ¿Cuántas guerras han vivido?

La muerte es el tema más literario de todos los tiempos. Los medios han rebosado, azuzados por los 62.000 fenecidos por el coronavirus y la barrera de los “confinamientos perimetrales” para acercarnos a escuchar su silencio en los renovados camposantos rurales molineses y cumplir con el rito de engalanarlos. Hasta en México los muertos han suspendido risas y bailes y los vivos las cenas en cementerios. 

Abundan artículos y reportajes como homenaje a los muertos, a los propios, seres queridos, amigos que se han ido, y a los ajenos o anónimos en fosas comunes que no tienen quien les escriba. Todos son nuestros muertos. Como muchos, una vez al año suelo pararme y reunirlos en un largo pensamiento. 

Una culta colega peruana amplía la festividad a nuestros ancestros. Es interesante calcular la cantidad de antepasados. Contamos: 1 madre, 1 padre, 4 abuelos, 8 bisabuelos, 16 tatarabuelos, 32 trastarabuelos, 64 pentabuelos, 128 hexabuelos, 256 heptabuelos , 512 octabuelos, 1024 eneabuelos, y 2.048 decabuelos. En un total de 11 generaciones, 4.094 Ancestros. Todo en aproximadamente 300 años antes de que nosotros naciéramos.

Detengámonos y pensemos ¿De dónde salieron? ¿Cuántas peleas han peleado? ¿Por cuánta hambre han pasado? ¿Cuántas guerras han vivido? ¿Cuántas vicisitudes han sobrevivido? Por otro lado, ¿cuánto amor, alegrías y estímulos en sus legados?,  ¿cuánto de su fuerza para sobrevivir cada uno de ellos ha tenido dentro, para que hoy estemos aquí vivos? Sólo existimos gracias a todo lo que cada uno de ellos ha pasado.

Hay que tener gratitud y amor a todos nuestros Ancestros, porque sin ellos, cada uno de nosotros no tendríamos la felicidad de conocer este plano terrestre y disfrutar de la vida. ¿Quién soy yo? Soy las manos de mi abuelo, las lágrimas de mi madre, la fuerza de mi padre, los sueños de mi bisabuelo, las bromas de mis hermanos… Soy el amor de quien me ha amado y la disciplina de mis maestros. No soy sólo yo. Soy la suma de todos. El orgulloso resultado del trabajo de otros. Aquellos que han tocado mi vida, de tantas maneras. Es tiempo y nuestro deber honrarlos.