Beatus Ille (dichoso aquel que...)
Cuando hemos vivido casi el primer cuarto del siglo XX volvemos la vista a siglos postreros y lejanos para darnos cuenta de que la vida cotidiana tiene un amplio sentido fuera de las grandes urbes.
Cuando hemos vivido casi el primer cuarto del siglo XXI, confinados los dos últimos años en las madrigueras que son las grandes ciudades y después de haber estado apartados por la pandemia virulenta del COVID-19 de las cosas más simples que tenemos a nuestro alrededor como son la convivencia, la comunicación,el movernos libremente etc., volvemos la vista a siglos postreros y lejanos para darnos cuenta de que la vida cotidiana tiene un amplio sentido fuera de las grandes urbes.
La historia que ha sido siempre una gran mestra de la vida, nos recuerda al gran poeta lírico y satírico en lengua latina: Horacio (65 a.c.-Venusia- 8 a.c.Roma), y con él una de sus grandes obras:El Beatus Ille, una reflexión y elogio de una vida sencilla y desprendida del campo frente a la vida de la ciudad y dejando también una imitación a gozar de la juventud (Carpe Diem) y otras dos aspiraciones más del hombre del renacimiento a parte de las anteriores como son el “Locus amoenus” (O idealización de la realidad para hacerla amena) y el “Tempus fugit” (Tiempo que corre) y la consciencia de ello.
Habiendo hechos estas referencias y preámbulos en líneas anteriores, y según los tiempos que corren, ahora tendríamos que hacer nuestro propio “Beatus Ille” actualizado, me explico: Estámos quejándonos día sí y otro también de la España vaciada y deshahitada de la gente de nuestros pueblos a pesar de que como dice Horacio es una vida tranquila, ociosa y gozosa y que además hoy en día casi todos los núcleos de población están dotados de los servicios más necesarios e incluso de comodidades a nivel de las grandes ciudades.
Por fortuna aún quedan soñadores que después de haber vivido en las grandes urbes han tomado como valores la vida tranquila, el trabajo duro pero sereno y la vida humilde pero esperanzadora alejados de esa vida ruidosa de la ciudad.
En la prensa cotidiana encontramos varios municipios que ofrecen a estas valientes y decididas gentes cambiar de aires, ofertándoles trabajo, colegio para sus hijos y una casa digna donde vivir. Esto ha cambiado para bien el espíritu y la mentalidad de mucha gente que de esta forma se vuelve a sentir útil y realizada algo que ya habían olvidado con la falta de trabajo y tantos meses de paro y muchos hogares con familias separadas y desestructuradas.
Tengamos siempre presentes algunos versos del “Beatus Ille”, porque sería la señal de que queremos volver a soñar con la vida de verdad alejada de maldades y falsos orgullos que no conducen a nada:
¡Dichoso aquel que lejos de los negocios como la antigua raza de los hombres dedica su tiempo a trabajar los campos paternos con los bueyes, libre de toda deuda y no se despierta como los soldados con el toque de diana amenazador, ni tiene miedo a los ataques del mar que evita el foro y los soberbios palacios de los ciudadanos poderosos. (Horacio,Epodos, 2,1.)