Can y Me

17/03/2018 - 11:32 Emilio Fernández Galiano

Sigo sin entender porqué no se incentiva la natalidad. Al parecer, en Madrid, la población de perros duplica a la de niños menores de seis años (niños engloba a las chicas).

Citar a Francisco Franco es para algunos como mentar el ébola, ya lo sé. Y su condición de dictador me produce un inmediato rechazo dadas mis enraizadas convicciones democráticas y los valores en defensa de la libertad (algo que bastantes de nuestros políticos practican poco con el ejemplo). Pero que de las muchas cosas malas del gallego, no reconocer que algunas hizo buenas, es negar la evidencia. A bote pronto pienso en dos: la construcción de pantanos y el fomento de la natalidad con los premios a las familias numerosas.
    Esta España nuestra en la que sólo nos acordamos de la sequía cuando no llueve y que, por su ubicación geográfica y las tendencias climáticas, avanza hacia una desertización que sólo puede evitar la buena gestión de nuestros padres de la patria -¿tan difícil es diseñar y aprobar un plan hidrológico que satisfaga a todos? Aznar, siendo presidente del gobierno, lo tuvo encima de su mesa con el visto buenos de los principales partidos y todas las cuencas hidrográficas y comunidades de regantes e, inexplicablemente, no lo firmó. La construcción de pantanos, además de servir como argumento propagandístico del régimen, indiscutiblemente fue un acierto.
    Respecto al fomento de la natalidad,y a cuenta del último postureo de la oposición para pillar votos, el problema de las pensiones surge principalmente por nuestro singular sistema y, sobre todo, por una invertida pirámide de edades. Somos una población vieja en la que nuestros mayores siguen cobrando sus pensiones porque sus hijos, nosotros, los de las familias numerosas, estamos en plena producción y cotización. ¿Cómo van a pagarnos nuestros hijos nuestras pensiones si, además, nosotros somos muchos y ellos muy pocos?
    Sigo sin entender porqué no se incentiva la natalidad. Al parecer, en Madrid, la población de perros duplica a la de niños menores de 6 años (aclaro: niños, genérico, engloba a las chicas). Estamos enloqueciendo. No tengo nada en contra de los perros, los pobres no tienen la culpa de nada. Aunque sí mucho en contra de bastantes de sus dueños. Los perros, por esencia, no son maleducados, obedecen a actos reflejos. Pero he visto propietarios de canes que harían por su chucho lo que nunca harían por un indigente. Hablan de sus mascotas como si fueran hijos y les hablan con bastante más ternura que a su propio cónyuge. Que conste que quien esto escribe aprendió a leer con unos cuentos que se llamaban     
   Can y Me, cuyos protagonistas eran un cánido y una oveja. Que en su infancia creció con perros con los que jugó, a los que quiso  y nunca maltrató. Que tiene amigos inteligentes y educados y, obviamente, saben que su perro no lo es tanto como ellos. Que es consciente de que muchos perros salvan vidas como otras especies que la naturaleza o Dios puso a disposición del hombre (aclaro: hombre, genérico, engloba a la mujer).
    Pues lo que oyen, o lo que leen, resulta que la población canina madrileña duplica a la infantil. Y nosotros con estas pensiones, que diría Forges. Habrá que decretar que los perros hagan la declaración.