Comienza el curso escolar

12/09/2016 - 21:17 Redacción

El tiempo que los peñistas preparan con ilusión su indumentaria para desfilar ebrios de felicidad por las calles de la capital en el inicio de la Semana Grande, los más pequeños meten en sus mochilas los libros y el material escolar para retornar a las aulas después de sus largas vacaciones. Más allá  de este curioso comienzo cada año del curso académico, que también se da en otras localidades de la provincia, hemos de fijar la atención en la importancia que para el futuro de estos casi sesenta mil alumnos, sumando todos los niveles educativos no universitarios, tiene la enseñanza que reciban en estos años de formación y aprendizaje. Los estudiantes de hoy son los profesionales de mañana, por lo que la calidad de la educación se convierte en algo fundamental para ellos y para todos. En este sentido preocupan, o deben hacerlo y mucho, los índices de fracaso escolar y absentismo que son indicadores de nuestro propio despropósito como sociedad. La educación debe ser entendida como una inversión, una oportunidad no solo para enseñar, sino para construir una sociedad con valores. El comienzo de un curso en un sistema público y accesible a todos debe considerarse como una gran noticia sin descuidar que hay que continuar ayudando a pagar los libros a las familias que lo necesiten, facilitando el transporte escolar con las rutas y frecuencias que sean necesarias, procurando un buen servicio de los comedores escolares que lamentablemente  cumplen una función complementaria a la nutrición de los niños con menos recursos y manteniendo los centros en buenas condiciones. El Gobierno regional es consciente de estas necesidades  así como de potenciar la Formación Profesional para un mejor acceso al mundo laboral de muchos jóvenes, el plurilingüismo para estar al nivel de Europa y la propia formación del profesorado que no puede dejar de actualizarse. Pero, la Educación, con mayúsculas, necesita de mayor consenso político en cuanto a la fijación de un sistema que no varíe al capricho de los gobiernos de turno, que debe ser prioritario en la acción de cualquier ejecutivo.