¿Con V o B?


 Se llama EvAU en Castilla-La Mancha y también en Madrid, Navarra o Aragón; pero EBAU en Asturias, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Extremadura, Murcia y La Rioja, si la memoria no me falla.

Ojalá sea la única duda de esos estudiantes que en unos días se enfrentarán a la temida EVAU. ¿O es EBAU? Porque para los que ya peinamos canas, esas que el confinamiento ha revelado en ausencia de peluquería, la tan temida prueba se llamaba simplemente Selectividad.

Para muestra, un botón: se llama EvAU en Castilla-La Mancha y también en Madrid, Navarra o Aragón; pero EBAU en Asturias, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Extremadura, Murcia y La Rioja, si la memoria no me falla. El resto de las comunidades aún son más creativas con la denominación. Así que para el nombre de la prueba no hay ortografía, sino geografía.

Es un detalle de la desigualdad radical que estas pruebas de acceso a la Universidad han ido desarrollando con el tiempo y que en los últimos años han sido muy cuestionadas por los propios alumnos que señalaban la ausencia de una igualdad real de oportunidades a todos los estudiantes, con independencia del lugar donde se examinasen. 

Este año el despropósito suma dimensiones épicas. Podría echarse la culpa a la pandemia, pero los responsables tienen nombre y apellidos. La Orden del Ministerio de Educación de 24 de abril ha permitido “flexibilizar los criterios de obtención del título de Bachillerato” (sic), lo que significa en la práctica que este año los alumnos de algunas comunidades autónomas más “flexibles” pueden presentarse a la EvAU, EBAU, o como quieran llamarla, sin haber aprobado todas las asignaturas de Bachillerato.

Hoy no me voy a fijar en los déficits de formación de esos alumnos beneficiarios (o no) de la ruleta de la fortuna autonómica; en lo que me voy a fijar es en que un alumno con una o dos asignaturas suspensas en Bachillerato hará o no el examen en función de en qué autonomía viva. Menudo disparate… 

No sólo se trata de temarios y materias, de calificaciones más o menos generosas, de suspensos o aprobados... Lo grave es que de una patada golpean al principio de legalidad y al de igualdad, modificando una Ley con una Orden ministerial, norma de menor rango que no permite alterar, ni siquiera excepcionalmente, el contenido de aquélla. Y lo más grave es que las consecuencias de la improvisación y de la chapuza la pagarán nuestros jóvenes que se preparan estos días para superar una prueba que decidirá el camino que tomarán sus vidas.

Sólo podemos confiar en sus capacidades para demostrar que el trabajo que han desarrollado, también este curso, ha sido sólido. Estoy segura de que ni ellos ni sus profesores han estado “de vacaciones”, cosa que no se puede afirmar de quienes tenían la obligación de estar abiertos las 24 horas, pendientes de las crisis y sus consecuencias, y que sin embargo han echado el cierre por decisión de unos cuantos irresponsables. No, no todos son iguales…

Y espero que la única duda que tengan los que se examinan de su “Selectividad” sea sobre si emplear la V o la B denominación de la prueba. Mucha suerte.