Día Mundial de la Salud, un derecho y un bien
Pensemos en el sufrimiento sin tregua de quienes desde hace más de un año ven morir personas a diario y padecer a los enfermos, prolonguemos en nuestras voluntades el aplauso de las ocho, preocupémonos de cómo están los que nos cuidan y seamos solidarios con sus problemas.
El miércoles, 7 de abril, en un complicado escenario, hemos conmemorado el Día Mundial de la Salud, un bien, un derecho que entendemos más que nunca como esencial y digno de protección. Hace ya más de un año que una enfermedad ha puesto en jaque a la humanidad demostrando la imposibilidad para la sociedad de desarrollarse ni a nivel personal ni colectivo si falla lo primordial, la salud, que ha obligado incluso a restringir derechos fundamentales. Este día nos ha de servir primero para reconocer y agradecer el trabajo del ejército de profesionales sanitarios que se enfrentan cada día a la pandemia y al resto de enfermedades que siguen afectando a las personas y que parecen haber pasado a un segundo plano. Además, nos ha de llevar a la satisfacción por la calidad de la sanidad pública de la que disponemos siendo conscientes de que todo impulso a la misma siempre merece la pena. También es una fecha para recordar que existen muchas enfermedades denominadas raras porque es pequeño el porcentaje de población que las sufren y que requieren de más inversión para su investigación, y el cuidado a sus pacientes, de mayor apoyo a las asociaciones o entidades que con su trabajo complementan las carencias asistenciales. Igualmente las cifras demuestran la escasa cuantía que se destina a la salud mental, la gran olvidada o desplazada, muchas veces estigmatizada y que requiere de refuerzo de sus estructuras de atención. La población sufre estos días ante el repunte de contagios, muy llamativo en nuestra capital y la zona del Corredor, y vive con esperanza el proceso de vacunación, encontrando de nuevo las respuestas en la sanidad, en la ciencia. Pensemos en el sufrimiento sin tregua de quienes desde hace más de un año ven morir personas a diario y padecer a los enfermos, prolonguemos en nuestras voluntades el aplauso de las ocho, preocupémonos de cómo están los que nos cuidan y seamos solidarios con sus problemas. Que la salud es lo más importante es mucho más que una frase hecha, es la realidad, es lo esencial y todo lo demás viene detrás.