Días de difuntos

02/11/2018 - 12:21 Pedro Villaverde Embid

 Tradiciones  importadas como Halloween que nos permiten frivolizar con la muerte y las creencias cristianas de la inmortalidad del alma confluyen para que no olvidemos el tránsito que a todos nos espera.

El tiempo se detiene en más de una ocasión a lo largo del año. Una de ellas, en esta vida que es a la vez es muy larga y muy corta, como la definió con tino un buen amigo, Miguel González Mielgo, quien por cierto hace unos sesenta años escribió algunas colaboraciones en nuestro periódico, es en la festividad de Todos los Santos y el Día de las Ánimas. Son momentos para la reflexión sobre nuestra existencia y el más allá y en particular de recuerdo a todas aquellas personas que marcharon ya de este mundo pero nunca de nuestros corazones y memoria. Costumbres importadas como Halloween que nos permiten acercarnos a la muerte con mucha simbología, hasta la frivolidad, y las creencias cristianas en las que el alma encuentra eterna felicidad, confluyen para que no olvidemos el tránsito que a todos nos espera. Misterio, terror, respeto, dolor, esperanza en la resurrección o el simple final. Son múltiples los sentimientos y sensaciones que despierta en nosotros el óbito, deceso o fallecimiento. La representación de don Juan Tenorio, que con gran profesionalidad se lleva a cabo por los principales monumentos y espacios de la ciudad gracias a Gentes de Guadalajara, contribuye también a crear ese clima de atracción hacia lo desconocido, hacia la pregunta de qué nos espera al otro lado a la que la humanidad no puede dar respuesta más allá de la fe que albergamos algunos. González Mielgo, antes citado, vecino nuestro en Sigüenza durante años, razonaba que la inmensidad del universo, con sus planetas, constelaciones, estrellas, océanos y mares, el mundo animal o el ser humano, requería de la existencia de un algo superior que lo ordenase y hubiese creado y que no podía ser el hombre o una simple evolución. Es Dios. Reflexiones, teorías, investigaciones científicas, religiones… cada uno que piense como quiera, pero lo cierto es que estas fechas nos llevan a todo tipo de planteamientos o a ninguno y simplemente a disfrutar de un puente festivo. Es además cambio de estación, con horario ya de invierno, los abrigos puestos y los últimos moradores de los pueblos de regreso a las ciudades para pasar los meses de frío y empezar a soñar con la primavera. Así se nos pasa la vida. Es aquí cuando nos acordamos de Cervantes, ‘Si quieres ser feliz no analices’ y nos aprestamos a rezar por nuestros difuntos y recordarles nuestro eterno cariño mientras seguimos disfrutando de este regalo que es la vida.