¿Entonces Guadalajara no sufre despoblación?
Son muchas las esperanzas que ha puesto la provincia de Guadalajara, y con ellos los Grupos de Desarrollo Rural, en la toma de conciencia de las diferentes administraciones sobre la importancia de luchar contra la despoblación.
Hay veces en las que, por mucho que relativizemos, no podemos dejar de llevarnos las manos a la cabeza y, porqué no, lanzar improperios, enfadarnos y gritar. Sucede cuando nos encontramos una situación injusta, esas que parece que se olvidan de la realidad, que dan la espalda al desvalido. Es quizá lo que debe estar atravesando la provincia en su totalidad cuando ha visto cómo sólo Cuenca, Soria y Teruel formarán parte de una nueva herramienta contra la despoblación. Se trata de una red de centros de innovación y teletrabajo en entornos rurales afectados por este fenómeno que, en principio, no podrá desarrollarse en la provincia de Guadalajara. Al menos así se desprende de las palabras de la ministra de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, quien lanzó el anuncio de este proyecto. Estas palabras cayeron como un jarro de agua fría a los cinco Grupos de Desarrollo Rural de la provincia de Guadalajara, que tras unos momentos de desconcierto, han tomado la sartén por el mango para denunciar estos hechos, más teniendo en cuenta que en la provincia se encuentra la comarca de España más afectada de la despoblación, el Señorío de Molina, que no en vano recibe el sobrenombre de la Siberia española. Hace frío, sí, pero sobre todo se ha hecho merecedora de este mote por su bajísima densidad de población. Son muchas las esperanzas que ha puesto la provincia de Guadalajara, y con ellos los Grupos de Desarrollo Rural, en la toma de conciencia de las diferentes administraciones sobre la importancia de luchar contra la despoblación. Lo que antes era sólo un problema de la España Vacía, ahora somos concientes de que el abandono de los pueblos es abandonar nuestros orígenes, pero también los lugares en los que el sector primario produce y nos surte al resto. Allí donde se mantienen las tradiciones. Allí donde la vida quiere abrirse paso. Pero para ello necesitan de infraestructuras viarias, transporte público, nuevas tecnologías, servicios públicos de calidad, servicios privados decentes y, sobre todo, necesitan no caer en el olvido.