Escuchantes
Todos oímos, pero pocos escuchamos.
Todos oímos, pero pocos escuchamos.
Saber escuchar es un arte. Cuando está la televisión encendida y estamos haciendo otra cosa, oímos la televisión pero no la escuchamos.
Groucho Marx ( de los hermanos Marx) demostró una vez que la gente oye pero no escucha. Hizo el siguiente experimento: había sido invitado a una gran fiesta por una gran dama. Groucho llegó tarde. Pero llegó. Todos le recibieron con los brazos abiertos, pero la anfitriona, que le adoraba, le abrazó con todo su cuerpo. Groucho, algo tímido, puso una excusa por su tardanza: “Es que, -le dijo- he matado a una tía mía, y la he tenido que enterrar”. La anfitriona, sin dejar de mirarle a los ojos, a su bigote y el arqueo de sus cejas, que le volvía loca, le contestó: “No se preocupe, lo importante es que haya venido”.
Todos oímos, pero pocos escuchamos.