La antigua plaza de la Cruz Verde de Guadalajara
El nombre de esta plaza de la Cruz Verde permaneció vigente en el callejero municipal hasta el año 1843 que pasó a denominarse plaza de los Figones.
Uno de los rincones más emblemáticos de Guadalajara fue el de la antigua plaza de la Cruz Verde que se situaba al comienzo de la calle Miguel Fluiters.
El nombre de plaza de la Cruz Verde se denominaba así porque en este lugar se realizaba el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición que fue fundado en el año 1478 por los Reyes Católicos con el objetivo de mantener la ortodoxia católica en sus reinos. Este tribunal eclesiástico sólo tenía competencias sobre cristianos bautizados y la abolición del Tribunal de la Santa Inquisición llegó en el año 1834 bajo el reinado de Isabel II.
El nombre de esta plaza de la Cruz Verde permaneció vigente en el callejero municipal hasta el año 1843 que pasó a denominarse plaza de los Figones en honor a estos establecimientos de pensiones y tabernas que se encontraban en el lugar. Por último y de manera definitiva en el año 1919 pasó a denominarse como calle del Doctor Ramón Atienza, el cual nació en la localidad de Valfermoso de las Monjas y aparte de ser alcalde de Guadalajara se había distinguido por su amor y cariño hacia los enfermos más pobres de la ciudad.
En esta simbólica y sentimental plaza de Guadalajara existían comercios que dejaron una huella imborrable en Guadalajara. En la esquina de la plaza con la calle de Miguel Fluiters se encontraba la frutería de la familia Tejero, teniendo sus almacenes en el interior del Palacio de Dávalos. En la actualidad, tras unas acertadas restauraciones, es la Biblioteca Pública. Justo a su lado se hallaba una famosa Tahona cuya especialidad era el bocadillo de calamares que hacía las delicias de los estudiantes del instituto Brianda de Mendoza y posteriormente Liceo Caracense en sus horas de descanso lectivo. A su lado, la cuchillería del empresario gallego “Álvarez”, lugar que sigue vigente en la actualidad regentado por su hijo y nietos. Pegada a la cuchillería se encontraba uno de los estudios fotográficos con más solera en Guadalajara como era el de José Reyes, que ha cerrado sus puertas de manera definitiva tras el fallecimiento de su nieto que fue el último que regentó el laboratorio. Cerrando la plaza por el margen derecho se encontraba la posada de la Cruz Verde cuyo lugar ocupa hoy la carnicería de los hijos de Torcal.
En el otro lado de la calle se encontraba la academia de mecanografía y taquigrafía de Antonia Dios Cantero, madre del inolvidable director de cine Miguel Picazo. En la esquina se encontraba la cestería de Santiago Olivares con gran tradición agrícola en la ciudad y a su lado la guarnicionería de “Casa Montes”. En esta talabartería un mosaico recuerda el paso del escritor Camilo José Cela al establecimiento en su ruta del Viaje a la Alcarria.
En la misma plaza se encontraba la tienda de electrodomésticos de la familia López siendo su hijo y sus nietos los que siguen la tradición del comercio en la calle de Benito Hernando. Estos emblemáticos comercios fueron demolidos tras la construcción de una moderna edificación de viviendas. Cerraba la plaza la farmacia de Rafael Alba que recientemente ha cerrado sus puertas de manera definitiva.