La romana

27/05/2017 - 18:03 Emilio Fernández Galiano

“No ha triunfado Pedro Sánchez sino Largo Caballero. No ha perdido Susana Díaz, ha sido derrotado Julián Besteiro”.

No me refiero a cualquiera de las mujeres de Julio César, ni a Cosucia, ni a Cornelia, ni a la mismísima Cleopatra. Me refiero al instrumento que sirve –servía- para pesar. Luzco un excelente ejemplar en mi casa de Sigüenza gracias a la generosidad de mi amigo Alberto (Lantigua, por cierto, magnífico templo para comer y degustar de las mejores copas que se pueden servir en la Ciudad del Doncel –y no sigo por no parecerme a Roberto Gómez-).
    Llevaba tiempo, decía,  detrás de una “romana”, pues, además de evocarme tiernas épocas de la infancia, siempre me pareció artilugio sencillo y ecuánime. En mis recuerdos, la utilizaba un señor con la nariz muy gorda que con el tiempo le asocié por su gran parecido físico a Karl Maldem. Le llamábamos “El Pardillo” y tenía un huerto en Sigüenza con excelente género, cuando los tomates sabían a tomates, situado frente a la actual plaza de toros y donde hoy se erige magna urbanización. Yo allí acudía cuando era chico con mi madre. Mientras ella compraba las hortalizas, Maldem me permitía montar en su mula, o burro. Encima del equino observaba cómo El Pardillo utilizaba la romana. Pesaba con precisión los tomates, las lechugas, cebollas, ajos, pepinos y hasta huevos de gallinas de corral. Me gustaba oír el ruido del desplazamiento de la pesa por la guía hasta contrapesar la compra. Y cómo ponía las manos, cuyos dedos eran casi  tan grandes como su porreta. Manos emboladas que requerían precisión. De ahí la magia. Hoy me hubiera encantado dibujarlas.
    De hombre sencillo y aparato sencillo, alcanzaba la precisión. Resulta curioso observar cómo gente mucho más preparada ni valoran la sencillez ni alcanzan la precisión.
    El PSOE ha rediseñado su destino con unas primarias que no presumen objeción alguna. Salvo que se parecen demasiado a su propio pasado. No ha triunfado Sánchez, sino Largo Caballero. No ha perdido Susana, ha sido derrotado Julián Besteiro –y en este caso las comparaciones son odiosas; bueno, en el de los dos-. Un partido histórico merece un análisis en el que su huella no puede ser una anécdota. Hablan de la gran crisis europea del socialismo, o de la socialdemocracia, algo incuestionable. Pero tengo para mi que lo del pasado fin de semana no ha sido para los socialistas una reubicación europea, si no un enconamiento con retrogusto histórico, esos que te hacen regurgitar y reflexionar qué te ha sentado tan mal.
    Me ha caído mal volver al 34, cuando no se aceptaban los resultados electorales. Cuando a Gil Robles y a Lerrouxhabía que echarlos. Como ahora a Rajoy. En mi opinión no se trata de echar a nadie, se trata de ganar elecciones. Me ha generado un ataque biliar oír a Pablo Iglesias que la calle es mucho mejor que el parlamento.  Me produce cierto pánico la radicalización de un partido socialista que tanto ha hecho por la España actual.
    En un zapping repentino, hace días, vi  y escuché a Felipe VI en una cumbre internacional. Su inglés, perfecto (o su alemán, italiano, francés). Sus formas, también.Qué bien ejerce sus funciones y qué bien nos representa. Le di al botón del mando y apareció un señor con una coleta gritando, que no orando. Igualito. Y a otro presumiblemente triunfador rodeado de banderas republicanas y exhibiendo revancha que no doctrina. ¡Ay, Pardillo, cuánto echo de menos tu romana para medir tanta insensatez!