Las terrazas de mi barrio
Nosotros que acudimos a estos sitios fundamentalmente cuando llega el buen tiempo, nos reinventamos con abrigos, guantes y bufandas y soportamos el frío, el aire y la cuantiosa nieve que nos dejó la borrasca “Filomena”.
Cuando obligados por los acontecimientos graves del comienzo de la pandemia del Covid-19, allá por la segunda quincena del mes de marzo de 2020, la hostelería y la mayor parte de actividades laborales no esenciales se vieron en la necesidad de cerrar sus puertas a estos negocios, de alguna manera también se apagó la luz y la alegría en nuestras vidas.
Han sido meses muy duros para la hostelería sobre todo: Ahora abro, ahora cierro, el 30% del bar, restaurante o cafetería, el 50% en las terrazas …
Cuando se pusieron de moda aquí en Guadalajara y en otros sitios de España con climas y temperaturas bastante frías en esta época de invierno las terrazas como única alternativa y con límites restrictivos de reunión de no más de cuatro personas, nosotros que acudimos a estos sitios fundamentalmente cuando llega el buen tiempo, nos reinventamos con abrigos, guantes y bufandas y soportamos el frío, el aire y la cuantiosa nieve que nos dejó la borrasca “Filomena”.
Mientras tanto empezaron a aparecer las esperanzadoras vacunas, que tanto estábamos esperando: Moderna, Pfizer, Jansen, Astrazeneca, Sputnik etc. Y gracias a ellas empezamos a retomar un cierta confianza, a perder el miedo o no salir demasiado a la calle. Comenzamos a relacionarnos con nuestros semejantes. En definitiva retomamos nuestras vidas con una dimensión
diferente. Algo había cambiado y nos había hecho ver y enfocar las cosas normales de nuestro entorno de otra manera nueva y diferente.
Llegó la primavera de este 2021, con muchas alternativas climáticas: Hoy llueve, mañana sale el sol, al día siguiente toca viento y bajan las temperaturas. Por fin se terminó el estado de alarma, que no la pandemia y … llegó el bullicio de la gente en la calle que quería respirar, recordar aunque fuera todavía con mascarilla y es entonces cuando empezaron a revivir de nuevo “Las terrazas de nuestro barrio”: Una que lleva por nombre el del famoso oso de Yelloswstone (E.E.U.U.),que
todos hemos visto en nuestra infancia varias veces en los dibujos de la televisión y que regenta con buen criterio , experiencia y amabilidad UGE y una segunda terraza que lleva por nombre el de un vino espumoso con un añadido mitológico y que regenta un joven rumano ilusionado y emprendedor llamado MARIO.
Estámos hablando de terrazas situadas en la Plaza Moreno (Plaza de Diputación Provincial). Si a esto unimos el excelente servicio y atención que prestan su personal con la brillante idea del Consistorio Alcarreño de fomentar la cultura desenfadada de cuentos en las plazas de la ciudad y de pequeños recitales musicales, nos encontramos con un cóctel perfecto para pasar una agradable tarde-noche de un viernes o sábado, respetando eso sí las vigentes medidas de seguridad, aforo y distancia.
Yo soy seguntino, pero por mi actividad laboral (ya estoy jubilado) llevo viviendo ya casi treinta y un años en Guadalajara capital. Vivo aquí mismo al lado de estas dos terrazas que he descrito anteriormente, en la Calle Exposición, pegado a la Plaza de Moreno y no me tengo que desplazar demasiado para pasar un rato agradable en “Las terrazas de mi barrio” sin correr ningún riesgo. Nos tomamos algún vinillo o cerveza, comentamos la actualidad cotidiana, echamos de vez en cuando algún cigarrillo y sobre todo … nos volvemos a sentir felices y esperanzados. Y todo este pequeño ambiente que hemos comentado ha cambiado de alguna manera para suavizar nuestro carácter que se había agriado un tanto, poner una sonrisa en nuestros labios, pensar que todavía, tenemos mucho futuro por delante y que a todos nos va a tocar arrimar el hombro para que la situación mejore e incluso que sea mejor que antes de la pandemia.
Ojalá, que todos los barrios de nuestra querida Guadalajara, tuvieran una Plaza y unas terrazas como las de mi barrio, donde poder arrancar de nuevo e ilusionarse con todo aquello que nos puede deparar la vida porque todos tenemos derecho a ella con la mayor dignidad posible.
Nunca podremos olvidar esta etapa que hemos sufrido en nuestras vidas, por eso desde estas líneas quiero dedicar un pequeño homenaje a todas “Las terrazas de nuestro barrio”, que en estos momentos tan duros que hemos vivido de alguna forma nos han ayudado a relajarnos un poco y a olvidarnos de tantos problemas que conlleva la vida: ¡Vivan las terrazas!.