"Mi épica responde a no poder esperar todos los días que salga el toro bueno"
Entrevista al diestro Iván Fandiño con motivo de la entrega del Premio Popular Nueva Alcarria. Volverá a torear en el coso de Las Cruces el sábado 1 de abril.
El comienzo de temporada, la entrega del Premio Popular Nueva Alcarria y su próxima cita en la plaza de Las Cruces el día 1 de abril son argumentos sobrados para mantener esta entrevista con Iván Fandiño. Directo y sin ambages se muestra en este encuentro sin rehusar ninguna de las preguntas. Con el convencimiento que otorga la fe de su propio potencial, siente la rabia de destapar la temporada y luchar por el lugar que le corresponde.
¿Cuáles son las sensaciones ante la incipiente temporada?
Me he planteado como nuevo reto ser feliz y disfrutar de la profesión. Muchas veces he intentado buscar el triunfo y me he obsesionado en buscar posicionarme en sitios del escalafón que creo que merezco. Ahora debo volver a encontrarme y eso pasa por buscar mi felicidad interna. Tengo claro que en mis buenos años la sonrisa me salía innata y eso hacía que la gente se identificase conmigo.
¿No le deja el toreo ser feliz?
Hay etapas en la vida. Hay momentos pletóricos en los que todo te viene de cara, todo rueda a favor y con pocos esfuerzos las recompensas son mucho mayores. Otras veces, por circunstancias, todo se vuelve del revés. En mi carrera ha habido años muy buenos y otros menos buenos. Cuando uno está buscando unas metas y no las consigue no se puede estar satisfecho y mucho menos feliz. Uno busca conseguir lo que pretende.
¿Y qué persigue exactamente en su carrera?
Mi objetivo es expresarme a través de mi forma de entender el toreo. Creo que le he dado una vuelta de tuerca a mi expresión y el año pasado lo demostré, entre otros sitios, en Bilbao y en plazas de menor repercusión. Mi propuesta ahora es seguir ahondando en eso y dar una vuelta de tuerca para salir a la plaza sin fantasmas e intentar que las cosas rueden y fluyan.
La faena de Bilbao al toro ‘Lagunero’ de Jandilla fue muy cantada por la prensa.
Intento revalorizar esa faena y superarla. Si me conformara con aquello no tendría sentido seguir luchando. En el campo ha habido momentos en que he superado con creces la faena de Bilbao y estoy deseando poderlo demostrar en la plaza.
El temple que exhibió en Bilbao mostró la otra cara de un Fandiño más asiduo a la épica.
Tiene que ser así. Que te salga un toro bueno en una plaza importante es casi un milagro y no puedo estar esperando que llegue ese momento. Todos los días hay que dar la cara. Ahora, en momentos de dulzura, intento sacar lo mejor de mí mismo.
¿Qué supone no verse anunciado en las primeras ferias de la temporada como las de Valencia y Sevilla?
No es fácil porque otros años he estado anunciado. En Valencia, mismamente, el año pasado y Sevilla va para dos años. Hay que pensar que son ciclos. A veces interesas y otras veces no. Lo que tengo claro es que estoy que rabio por estar presente en las ferias, pero no estoy preocupado porque sé que voy a volver a esas dos plazas que mencionas. No tengo la menor duda y no estoy preocupado, ni malhumorado ni enfadado con el sistema. No guardo rencor y soy consciente de mis actos. Ahora tengo la oportunidad de arrancar a un nivel alto en las citas fuertes que empiezan en quince días.
¿Qué le falta para volver a ser un referente un las ferias?
Sólo falta la temporada 2017. Soy consciente de la situación y cabal con mis actos. Ahora mismo, deseo devolver las ilusiones robadas a los aficionados que han podido perder la fe en mí.
¿Hubo algún momento en que Iván perdiera la fe en Fandiño?
La fe no, pero hubo momentos en que se puso la situación muy complicada. Es muy duro sacar la cabeza cuando te ves en un pozo negro y solo. Todo empieza a rodar al revés, la gente se empieza a ir de tu lado, las empresas te dan la espalda y no cuentas con el apoyo de gente incondicional a la que has ayudado. Nunca perdí la fe porque sé que el torero seguía estando ahí, pero la persona se metió en un bache en que solamente con el tiempo ha podido sacar la cabeza hacia arriba. Ha habido tardes clave que me han servido para darme cuenta de que lo que guardaba en mi interior no se había esfumado, que lo sigo manteniendo.
¿Se arrepiente de algo en su carrera?
De nada. Mi pasado es sólo mío y está ahí. El futuro se labra con el presente.
¿Cree que su lugar sería otro de no haberse encerrado con seis toros en Madrid?
Nunca se sabe. Alomejor tuvo que ocurrir aquello para darme cuenta de que ésto no es un juego y las cosas no son fáciles. Quiero interpretarlo como un toque de atención o una lección de vida para motivarme y darme cuenta que las cosas no son todo lo sencillas que uno piensa. La vida es una cura de humildad constante y eso me hace tener los pies en la tierra. También me ha hecho ver que no se puede comenzar una temporada con la sonrisa en la cara porque las cosas se pueden truncar y salir al revés, y remontarlas es el doble de difícil.
El discurso parece sólido y sin fisuras.
El secreto es sobreponerme a la adversidad a través de la confianza y la fe. No hay que perder nunca el norte y saber el sitio que ocupas y por qué lo ocupas. Hubiera sido mucho más fácil echar la culpa al sistema o al circuito. Las excusas son pretextos. Los errores hay que reconocerlos, superarlos y no volver a cometerlos.
De nuevo, se anuncia en Madrid un Domingo de Ramos. ¿A qué obedece la apuesta con los ‘victorinos’?
Los toreros tenemos que apostar. Siempre he sido un torero, que, por mi independencia, no he tenido las temporadas hechas. Por eso, empezar con un triunfo en una plaza importante es el éxito de mi temporada. Madrid ha estado cuando yo lo he necesitado y yo he estado cuando lo ha necesitado Madrid. Me hacía ilusión la fecha porque siempre ha marcado la pauta de mi temporada para bien o para mal. Este año, que debe ser especial para mí, no podía faltar esa fecha en Madrid y cuando me enteré de la posibilidad de matar la corrida de Victorino dije que para adelante.
¿Cuántas corridas de ‘Victorino’ ha matado?
El otro día, precisamente, echaba las cuentas en el campo y me salen seis. Algunas han sido en plazas importantes como San Sebastián, Madrid, Talavera de la Reina y Pontevedra, donde en esta última maté cuatro toros.
¿Le ofreció la empresa matarla o dio usted un paso al frente?
Nos ofrecimos nosotros.
En San Isidro vuelve con la ganadería de Parladé, a la que guarda total fidelidad, y con la de José Luis Pereda.
He sido yo el que he elegido las dos corridas de entre varias que que nos dió la empresa a elegir. Lo tuve claro. La primera corrida de Parladé en Madrid la maté en 2013 y desde ese año he sido fijo. En 2013 fue la cornada del toro ‘Grosella’, en 2014 la puerta grande, en 2015 estuve a punto de cortar una oreja si no llega a ser por la espada y en 2016 tuve un toro importante al que le faltó fondo. Parladé es una ganadería muy mía por movilidad y casta. En cuanto a la corrida de Pereda, aparte de que me une una gran amistad con el ganadero, le tengo depositadas muchas esperanzas. De hecho, estoy encerrado en casa de Pereda preparando la temporada y los animales me están transmitiendo cosas muy positivas. Le tengo una fe inmensa porque es como si estuviera toreando mi ganadería. Lo de Pereda antes embestía en plazas de menor repercusión y ahora es un toro de plazas de primera. Al ganadero le hace falta un triunfo importante y a mi también.
Sus temporadas suelen estar vinculadas a una ganadería. En su momento fue Jandilla, luego FuenteYmbro...
Hay momentos que tienes una fe ciega en una ganadería por las sensaciones que te transmite y sabes que entiendes a los animales por la rápida conexión. Recuerdo la corrida del año pasado del mano a mano en Madrid con Morenito de Aranda, que cuando salió el sobrero de Pereda estaba convencido de que algo iba a pasar. Los propios toreros transmitimos esa sensación a los animales. Cuando tienes ese convencimiento y lo pones fácil, el toro lo agradece y termina embistiendo.
Dicen que cuesta mantener la intensidad de los comienzos de sus faenas.
Soy un torero muy poderoso y exijo mucho a los toros. Por eso necesito de un toro con motor y fondo. Al apretarles tanto es imposible que lleguen al final de la faena. Te quedas sin toro muy pronto, pero no sé dosificar. Mi entrega es total de principio al final. Tener la mente fría y ser más liviano no va conmigo.
¿Cree que la afición de Madrid le continúa esperando?
Siento que la afición de Madrid quiere a Iván Fandiño, pero cuando no les ha dado lo que esperaban han tenido que pegar un tirón de orejas. No me cabe duda de que están ahí para recibirme con los brazos abiertos.
¿Cuesta mantener el lugar en el escalafón temporada tras temporada?
Siempre pienso que las novedades vienen y van. A mi me tocó llegar en un momento, pero lo difícil es mantenerse. Una vez que has enseñado y has expuesto tu interpretación y tu personalidad, no puedes seguir ofreciendo lo mismo todos los días. Tiene que haber una renovación y en ese salto de renovación suele haber un pequeño bache hasta que te reencuentras y y te adaptas a los nuevos cambios. Ser novedad es fácil pero lo difícil es seguir convenciendo a los públicos con el paso del tiempo.
Doce años de alternativa. Ha pasado el tiempo...
Cuando tomaba la alternativa, las ganas de conseguir lo que me había propuesto hacían que el tiempo transcurriese despacio. Desde la alternativa y cuando empiezas a entrar en los carteteles de las ferias, vives en un sueño en que todo marcha demasiado rápido. Nunca pensé que iba a ocupar el puesto que me he ganado. Comenzar la casa desde abajo e ir consiguiendo cada meta que me proponía, ladrillo a ladrillo, ha sido el secreto para llegar donde estoy.
Al margen de Madrid, ¿qué nos puede avanzar del resto de su temporada?
No quiero mirar más allá de las primeras corridas.Quiero vivir tarde tras tarde e ir consiguiendo pequeños retos. Quiero que cada tarde, al llegar al hotel, me sienta satisfecho y orgulloso.
¿Cómo está siendo la preparación invernal?
He viajado a América, pero he toreado menos que otros años. Estos meses los estoy pasando encerrado en la ganadería de José Luis Pereda, como si estuviera en un centro de concentración. Nuestro día empieza a las siete de la mañana cuando salimos a correr, a las once ayudamos en las tareas de campo y hago preparación física y toreo de salón. Por las tardes siempre tenemos algo que hacer. Lo importante es que andamos metidos de lleno en el campo con el ganado y los caballos.