Plazos para la desescalada
Los niños menores de 14 años salen desde este domingo y se pone fecha oficial al inicio de la transición, para mediados de mayo, hablándose del diseño de su escenario.
El estado de alarma ha sido prorrogado y seguramente no por última vez, pero si de una manera diferente. Los datos sanitarios no son lo contundentes que desearíamos después de casi seis semanas confinados por lo que el objetivo sigue siendo el control de la epidemia y los instrumentos, el confinamiento, el distanciamiento social en los desplazamientos autorizados y el uso de los elementos de protección individual, cuyo deficiente suministro y especulación en los precios continúan protagonizando un capítulo negro en esta crisis. Sin embargo ya se vislumbra, aunque no técnicamente, a partir de este mismo domingo, el tibio inicio de la segunda fase contra la pandemia, la llamada desescalada, escenificada por los menores de 14 años que podrán salir a la calle, acompañados, durante un tiempo limitado y con condiciones sí, pero en un primer paso adelante que debe ser acogido con esperanza, al margen de la polémica que llevó a la rectificación en horas sobre el cómo de la medida. Además se incorpora un segundo y relevante elemento, la asimetría en el levantamiento progresivo de restricciones en función de la evolución real de la pandemia en cada lugar, que no tiene que coincidir exactamente con los límites geográficos ni de una comunidad autónoma ni de una provincia. Es de sentido común que en donde menor sea la incidencia mayor la libertad, aunque signifique extremar la vigilancia de los desplazamientos y apelar a la responsabilidad. Además se pone fecha oficial al inicio de la transición, para mediados de mayo y se habla del diseño de su escenario que sabemos será gradual, lento, seguro- es decir siempre pendientes de los parámetros, indicadores o cifras epidemiológicas, por sectores y similar al resto de países y que entendemos habrá de ejecutarse bajo la figura del estado de alarma. La lectura positiva es que avanzamos en el proceso y la menos halagüeña que debemos cargarnos de paciencia, un lujo que no está al alcance de quienes necesitan producir, tienen que pagar un alquiler y hacer frente a gastos sin ingresos, de los niños que se han quedado sin la comida principal del colegio y de tantos que viven esforzándose para llegar a final de mes. Se hace así imprescindible el paraguas del Estado y de la Unión Europea y un cierto entendimiento para adoptar medidas políticas que se concreten en las ayudas necesarias, sin que ello signifique que la oposición deje de ser tal ni la supresión de las libertades de expresión o información, equilibrios complejos pero indispensables.