Poner en valor el periodismo
El periodismo ha de ser crítico, independiente, libre, cumplir con las normas deontológicas que rigen su actividad, ceñirse a los hechos, dar luz sobre los mismos.
Hacer entender la realidad, garantizar el derecho fundamental a la información, contar lo que está sucediendo, acompañar y entretener. Son algunos de los fines del periodismo, una profesión que durante la crisis sanitaria actual se ha erigido en un sector esencial para la población. El buen periodismo es el que busca la verdad, el que no se conforma con ser replicante de consignas, se rebela ante la falta de claridad en los datos, se ejerce de manera rigurosa, honesta, objetiva y contrastada frente a la pandemia de las falsas noticias o medias verdades que tanto han depauperado la profesión. Hay citas, como la reciente entrega de los premios de la emisora Cope Guadalajara o el pasado viernes del VIII Premio de Periodismo Cátedra Manu Leguineche que sirven, a través del ejemplo de los grandes maestros, para recordar los principios que han de regir su ejercicio para ser un verdadero servicio a la sociedad. “Ver, escuchar, contrastar y contar, a través del canal que sea, con la verdad como materia prima”, eso es el periodismo. Así lo definió una mujer referente y galardonada, Pepa Bueno, tras estudiar la obra del maestro, afincado en Brihuega en sus últimos años, Manu Leguineche. Sencilla, clara y concisa forma de definir una profesión necesaria para los ciudadanos. La democracia precisa de un buen periodismo para su supervivencia. Ha quedado así demostrado recientemente en Estados Unidos y otros lugares donde los populismos lo han señalado como obstáculo para hacer llegar a la población sus verdades oficiales. El periodismo ha de ser crítico, independiente, libre, cumplir con las normas deontológicas que rigen su actividad, ceñirse a los hechos, dar luz sobre los mismos. Los medios de comunicación han de defender la libertad de expresión, de opinión, decir lo que pasa y explicarlo con la verdad como bandera. Son los valores de un oficio con mucho de pasional y vocacional que ha de superar intereses y presiones, censuras o autocensuras, que le hagan perder su sentido, lo cual muchas veces no es del todo posible. En todo caso la firma de un periodista, la marca de una cabecera es una garantía de credibilidad y fiabilidad frente a tanto comunicador que confunde y desinforma. Felicidades a los premiados y enhorabuena a los organizadores de estas fiestas del periodismo.