Terminó la fiesta

24/09/2016 - 12:15 Pedro Villaverde Martínez

Cuando escribimos estas líneas las Fiestas de nuestra ciudad han terminado y llega el tiempo del trabajo.

Cuando escribimos estas líneas las Fiestas de nuestra ciudad han terminado y llega el tiempo del trabajo. Los colegios,  aunque ya andan funcionando desde hace unos días, es ahora cuando se ponen más en marcha y los horarios más exigentes. A los alumnos nos permitimos aconsejarles que aunque cueste entrar en el trabajo lo hagan cuanto antes  pues día que se pierde cuesta luego más esfuerzo recuperarlo. Es este un mes que resulta simpático porque todavía suenan los ecos de la música y las clases empiezan con suavidad,  que termina con el verano y da paso al otoño. .. Nuestro país anda con los mismos problemas que teníamos sobre todo en cuanto a nuestro gobernarnos y ya los ciudadanos parecen  más  que cansados, aburridos, de no tener un Gobierno tras muchos meses de “en funciones”. Parece, pues que continúa la incógnita sin despejarse. De cualquier forma debemos estar con la esperanza intacta de que la solución sea la mejor para todos. Hemos escrito en otras ocasiones de todo ello pero no conocíamos en nuestra democracia situación igual. Esperemos que la espera, y valga la redundancia, sea para bien y todos seamos capaces de seguir creciendo en democracia y si posible es en mejor vivir. De las fiestas nada decimos porque el que haya querido ha podido divertirse, que es una de las principales razones de ellas o descansar que tampoco viene mal. Ahora toca empezar el curso académico en serio y decimos esto sabedores de que el curso no ha interrumpido sus trabajos más que puntualmente y los días festivos siempre se antojan pocos. Septiembre es un mes que tiene canciones  y otras muchas cosas, pues es un mes propicio para todo aunque parezca que sea la vuelta al trabajo lo que más se vea a primera vista. No queremos cansar a nuestros lectores, pues es hora de descansar de las fiestas y prepararse para el trabajo... Así, pues, con la esperanza renovada en que el curso que se nos echa encima sea bueno o mejor y con las ganas de afrontarlo con las mejores esperanzas, podemos decir adiós al verano siempre deseado y desear, valga la redundancia, un curso próspero en todos los sentidos. Vale la pena que nos esforcemos todos en conseguirlo.