Turismo en funciones

24/09/2016 - 12:13 Antonio Yagüe

Los responsables en funciones de un Gobierno en ídem aseguran que la inestabilidad política parece incluso haber servido de acicate al turismo en España.

 

Los responsables en funciones de un Gobierno en ídem aseguran que la inestabilidad política parece incluso haber servido de acicate al turismo en España. Este año se batirán todos los records, incluso se habla de ‘Edad de Oro’, con la llegada prevista de 74 millones de visitantes. Pero los datos provisionales sitúan, una vez más, a Guadalajara como la cuarta provincia menos visitada, detrás de Palencia, Soria y Zamora.
     Parece claro que al moderno turismo foráneo no le atrae el interior. Y no será por falta de atractivos, pues son provincias de una riqueza cultural, histórica y natural difícilmente superables. Quizás, en el caso de Guadalajara, juega en contra la cercanía a Madrid, lo que permite a los viajeros una escapada sin pasar aquí la noche. Sirven de ejemplo de Sigüenza, donde en 2015 solo se registraron 105.000 visitantes o de Molina de Aragón, que acogió 50.025.  
     Puede que este año, cargado de efemérides como los centenarios del Quijote, Cela y Buero, la expansión del Geoparque y otras iniciativas públicas y privadas repercutan  favorablemente. Pero, por si acaso, las autoridades locales y autonómicas no han querido todavía echar las campanas al vuelo.
  Hay quien duda de que el frío sea uno de los elocuentes atractivos que atesora el Señorío. Consideran que influye en menos visitas, según testimonian  algunas casas rurales, que sufren muchos fines de semana la anulación de reservas tras su aparición en noticiarios y reportajes sobre el tiempo. Los casi vecinos y emparentados en bajas temperaturas de Burgos, Soria o Ávila, no hablan del frío ni mucho menos fardan ante las cámaras televisivas bajo su catedral o sus murallas. A veces, en Molina, como en las buenas faenas taurinas, se hace con adornos:  “Pues esto no es nada. En 1955 se registraron -28 º C y antes de la guerra se heló el río Gallo…”.
     Tampoco ayudan mucho las comparaciones con Siberia. De ser ciertas, deberían adecuarse instalaciones, como en las estepas rusas. Ya puestos,  se podría poner como reclamo la existencia de pueblos en estado terminal, donde hace años que se perdió la escuela, el bar se abre cuatro días en agosto y por no quedar, no han quedado ni caciques. Sólo farolas, muchas farolas para alumbrar la soledad. Por cuenta de la benemérita Diputación.