Un abuelo es un tesoro
Según una encuesta del Imserso, el 37% de los abuelos cuida a diario de sus nietos, y un alto porcentaje lo hace con más o menos regularidad.
Quien tiene un abuelo, tiene un tesoro. El dicho popular no es exactamente así, pero es innegable que un abuelo/a es un tesoro y cabe recordarlo ahora que acaba de conmemorarse el Día de los Abuelos. Con la crisis se ha puesto de manifiesto, más que nunca, el papel fundamental que desempeñan, ya que se han convertido en el único sustento para muchas familias. Pero más allá de esta coyuntura económica, su rol como cuidadores es y ha sido siempre fundamental. Según una encuesta del Imserso, el 37% de los abuelos cuida a diario de sus nietos, y un alto porcentaje lo hace con más o menos regularidad. Aunque aquí habría que matizar que son las abuelas las que se esconden tras estos porcentajes. La estructura familiar ha sufrido un cambio importante a lo largo del último siglo. La incorporación de la mujer al mercado laboral, unido al creciente número de personas mayores (al aumentar la esperanza de vida) son dos factores que se han aliado para convertir al abuelo en cuidador de los nietos. No es que antes no tuvieran un papel destacado en la familia y en la sociedad, pero lo cierto es que en la actualidad su presencia en la relación con el cuidado de los nietos es mucho más palpable y directa, y afecta y repercute en las condiciones materiales y económicas de las familias. Al margen de este rol, los abuelos son un referente imprescindible para los niños, los nietos, aquellos que les convierten, por definición, en abuelos. Su relación no puede compararse con la de los padres. El cariño, la experiencia y la calma que transmiten son cosas que solo ellos pueden hacer. Solo ellos tienen el privilegio de conceder ciertos caprichos a los nietos y hacer eso que los padres llaman ‘malcriar’. Pero esas concesiones corren el riesgo de desaparecer si asumen la responsabilidad de la crianza al mismo, o similar, nivel que los progenitores, situaciones que se dan cada vez con mayor frecuencia, aunque solo sea por el tiempo que pasan con ellos. No abusemos y dejemos que los abuelos puedan seguir disfrutando del privilegio y esencia de ser abuelo y los nietos del placer de estar con ellos.