Una provincia fiel a sus tradiciones
El chopo se plantó en Huetos con destreza como lo hicieron generación tras generación durante siglos nuestros antecesores y así en otros muchos lugares de nuestra geografía provincial. Guadalajara sigue fiel a sus tradiciones.
Vivimos momentos preelectorales con las presentaciones de los candidatos de las distintas formaciones políticas a los ayuntamientos y cortes de Castilla-La Mancha, nos preocupa la sequía que afecta a cosechas, ganado y montes poniendo en peligro de incendio nuestro patrimonio forestal con la esperanza de que las lluvias lleguen por san Isidro, como marca la tradición y nos encontramos inmersos en el final de la temporada deportiva con inquietud por el futuro en la élite de nuestro equipo de balonmano que este viernes y sábado juega la copa del Rey en Santander, pero mientras esto sucede y atendemos las obligaciones del día a día, seguimos siendo una provincia fiel a sus fiestas y tradiciones, una de ellas, muy representativa, la de los mayos, que se siguen plantando en numerosos pueblos, cantándose las típicas coplillas. Este ritual no solo no ha desaparecido sino que se potencia con encuentros como el que ha tenido lugar en Huetos, con una exhibición fiel a la historia gracias al trabajo de expertos en la materia. El chopo se plantó con destreza como lo hicieron generación tras generación durante siglos nuestros antecesores y así en otros muchos lugares de nuestra geografía provincial. En la capital también se cantaron los mayos. Por su parte los gallardos celebran desde ayer sus fiestas patronales, en Cabanillas tienen a partir de hoy las del Cristo de la Expiración, Tamajón viajó al medievo el pasado fin de semana y Pareja lo hará este sábado y domingo, mientras Azuqueca plantea su Fiesta de la Espiga. La provincia se prepara para albergar sus romerías en honor a distintas advocaciones de la Virgen, la más popular la de Barbatona. El calendario se cumple gracias a que hay personas que organizan las actividades, al cariño y respeto de la gente a sus antepasados y su forma de vida, al relevo generacional que garantiza el futuro. Y esto nos honra.