Vuelta al trabajo en algunos sectores
La incidencia de esta vuelta- en la que se extremarán protocolos de actuación tanto por empresas como por trabajadores- se verá en las próximas semanas.
Comenzamos este lunes la quinta semana de confinamiento en estado de alarma por la crisis sanitaria y lo hacemos con un moderado optimismo por la evolución de las cifras que ponen de manifiesto la consolidación del descenso en el número de hospitalizaciones y fallecimientos y del incremento de altas por haber superado la enfermedad. Los números demuestran, y es la mejor noticia, que las medidas extraordinarias de aislamiento en los hogares, distanciamiento social en los desplazamientos y adopción de precauciones, sobre todo en higiene y limpieza, dan resultado, aunque su lentitud se traduzca en la exigencia de mantener el nivel máximo de alerta, la realización generalizada de test para conocer la incidencia real de la infección y muy probablemente en una tercera prórroga de la alarma que nos llevará hasta el 9 de mayo, por lo menos, sin salir de casa, aunque se recupere parte de la actividad con la vuelta al trabajo de las miles de personas que hasta el Jueves Santo tuvieron un permiso retribuido recuperable. La incidencia de esta vuelta- en la que se extremarán protocolos de actuación tanto por empresas como por trabajadores-, considerada prematura por una parte de la opinión pública y algunos expertos, pero importante también para la economía, sin duda una decisión complicada, se verá en las próximas semanas. En lo político, el interés se centra ahora en saber el nivel de aceptación que tiene la invitación desde Moncloa para conseguir un gran pacto por la recuperación entre fuerzas políticas, presidentes autonómicos y agentes sociales. A la cita, como se evidenció en el último pleno del Congreso, se llega con muchas discrepancias, posturas enfrentadas y sensaciones que no invitan al optimismo por mucho que lo extraordinario de la situación pueda aconsejar un entendimiento de mínimos para adoptar algunas soluciones de consenso que hagan más rápida la recuperación económica. Lógicamente al no haber un único camino en lo económico y entrar en juego ideologías dispares, el acuerdo global se hace utópico, aunque del diálogo puedan salir aportaciones constructivas y se deba intentar por altura de miras política y respeto a los ciudadanos. No es, por otra parte, comparable con el escenario del 77 cuando había un régimen político por configurar, unas estructuras por crear y un país por diseñar.