Aimara Fajardo, una vida sobre el tapiz: talento, disciplina, y pasión

21/07/2025 - 09:03 J.E.

A sus 16 años, Aimara Fajardo ya ha consolidado su nombre entre las grandes gimnastas de nuestro país. Natural de Badajoz pero residente en la provincia de Guadalajara desde el año 2012, esta joven deportista que ha sido campeona de España en varias ocasiones, acaba de cerrar la temporada con una destacada actuación en el Campeonato de España, celebrado precisamente en Guadalajara, donde compitió en Primera Categoría, nivel al que accedió tras proclamarse campeona júnior, y logró clasificarse para dos finales, en cinta y pelota. Aunque no alcanzó el podio, sus resultados fueron muy positivos. “Estamos muy contentos, lo he disfrutado mucho”, afirma Aimara. “Quizá no se ha visto reflejado todo mi trabajo, pero pienso que de eso se aprende y me sentí muy arropada por el público de Guadalajara”.

A su edad, las gimnastas comienzan a alcanzar su máximo potencial, aunque también empiezan a enfrentarse a los límites físicos de un deporte que exige al cuerpo más de lo que muchos imaginan. “Ojalá pudiésemos hacer gimnasia durante más tiempo, pero sabemos que tiene fecha de caducidad. Lo tenemos normalizado”, explica. “Si llegas a ser una gimnasta importante, los 22 o 25 años son la edad tope. Nos gustaría que durara más, pero es así”.

Su rutina diaria refleja el nivel de compromiso necesario para mantenerse en la élite. Por las mañanas acude al instituto, luego come rápido, se cambia y entrena de 16.00 a 20.30. Al volver a casa, toca estudiar. “De pequeña mis compañeros decían que querían que llegase la tarde, pero para mí ir a entrenar era como ir al trabajo. El colegio era mi rato de descanso. Ahora, aunque los estudios exigen más, he aprendido a encontrar en la gimnasia también una forma de relajación”.

Cada sesión de entrenamiento está cuidadosamente planificada: una hora de preparación física, calentamiento específico para mejorar debilidades, técnica de aparato y montaje de ejercicios. “Es la parte más dura. Nos jugamos todo en un minuto y medio o dos. Solo pido que ese día sea el mío. Y si no lo es, seguimos trabajando”.

Una de las particularidades de Aimara es que su madre ha sido su entrenadora desde que comenzó, y su hermana también fue gimnasta. “Desde pequeña estaba ya en el tapiz, casi desde que no tengo uso de razón”. 
Su entorno familiar no solo la apoya emocionalmente, también acompaña su dieta, fundamental en un deporte donde el físico es observado al detalle. “En casa comen lo que yo como. Un menú de un día normal podría ser un desayuno de huevos revueltos con pan integral, pavo y aceite; como pollo o verduras, apenas tomo hidratos; y la cena es ligera. Me cuesta, pero no lo paso mal”.

Los días de competición son un mundo aparte. Si la prueba es por la tarde, comienza la preparación del moño, maquillaje y un desayuno fuerte sobre las 13.00 horas y, tres horas antes, ya está en el pabellón para adaptarse al entorno, visualizar el tapiz y centrarse. Además cuena que “me gusta tener paz mental todo el día”.

Aunque no descuida el futuro, Aimara prefiere vivir el presente. A corto plazo, su objetivo es mantenerse en Primera Categoría y pelear por una medalla en el próximo Campeonato de España. “No tengo una meta clara más allá de disfrutar lo que me permita el cuerpo”. Cuando su carrera como deportista finalice, ojalá dentro de muchos años, su sueño es convertirse en actriz y estudiar arte escénico y cinematográfico. 

Aimara esá actualmene lesionada. Padece trocanteritis, una inflamación en la cadera que podría requerir intervención quirúrgica si no mejora, y además tiene dañado el labrum, un tejido que protege la articulación entre la cadera y el fémur. “Si empeora podría derivar en artrosis, pero hago muchas sesiones de fisioterapia y no creo que esto me frene”.

Con la madurez de quien conoce el sacrificio desde pequeña, Aimara vive su pasión con intensidad y determinación. “Puedes relajarte un poco en vacaciones, pero nunca dejas de entrenar”, aunque tiene claro que “el descanso también es parte del proceso”. 

En ella conviven la exigencia del deporte de élite y el sueño artístico que la espera fuera del tapiz. Mientras tanto, Guadalajara y España siguen disfrutando de una gimnasta que brilla con luz propia.

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