El Ciudad de Guadalajara consuma su descenso
Los alcarreños sabían que estaban descendidos antes de jugar, e hicieron una mala primera parte que les condenó (5-8).
Crónica de un descenso anunciado. La mala temporada del Ciudad de Guadalajara se ha culminado este fin de semana con el adiós del equipo alcarreño a la Segunda B del fútbol sala nacional. De hecho, el descenso se produjo antes incluso de jugar su partido ante el Dehesa Villalba. Las victorias el sábado de Ibararte y de Villa de Quel condenaban al Ciudad de Guadalajara independientemente del resultado de su partido.
Cinco victorias en 28 jornadas y un cambio de entrenador son dos claros ejemplos de una temporada para olvidar que lleva al Ciudad de Guadalajara de regreso a la Tercera División.
Pese a que el descenso se había consumado antes de su partido, Juanjo Lozano, entrenador del equipo, intentó motivar a sus jugadores para que compitieran al 100% buscando ganar el partido, reivindicarse, y ser honestos con la competición y los rivales. Pero el mensaje no fue recibido por sus jugadores, y es que al minuto y 30 segundos de partido, el conjunto visitante ya ganaba 0-3. Octavio recortó las distancias, pero el equipo madrileño fue muy superior durante la primera parte y al descanso el marcador reflejaba un abultado 1-6.
Tras el paso por los vestuarios el Ciudad de Guadalajara mostró otra actitud, y a base de orgullo y de apretar a su rival, logró ir reduciendo distancias en el marcador hasta el 4-6 gracias a los goles de Delpi en dos ocasiones y de Blecua. Hasta ese momento Juanjo Lozano no había introducido el juego de cinco, pero al colocarse a dos goles a falta de cinco minutos, decidió arriesgar. La apuesta no salió como esperaba y, aunque los locales tuvieron varias ocasiones, el Dehesa Villalba puso el 4-7. Raúl volvió a dejar la renta en dos goles, pero un último tanto del equipo visitante cerró el partido.
A falta de dos jornadas para el final de la temporada, el Ciudad de Guadalajara afronta ahora lo que resta de competición con el objetivo de competir al máximo y, de esta forma, ser honestos con el resto de rivales que aún tienen cosas en juego.