Este Deportivo engancha y huele a play-off
23/03/2014 - 17:30
Suele ocurrir cuando se enfrentan potencias de semejante calibre. En el
ambiente se presupone el armamento nuclear, suficiente como para
destrozar al enemigo, pero ninguno puede permitirse el lujo de sucumbir a
estas alturas. Así que Deportivo Guadalajara y La Hoya Lorca acabaron
firmando una tregua para repartirse los puntos en juego y perdurar en
una guerra a la que aún le quedan siete batallas.
 En todo caso, alegato de Liga Adelante por parte de alcarreños y murcianos. Cada uno con sus armas, maximizando virtudes y minimizando defectos, ambos ofrecieron un verdadero espectáculo a los 5.000 valientes que se dejaron caer por el Pedro Escartín. En liza estaban las dos mejores escuadras de 2014, demasiado buenas como para caer. Lo dicen sus números, diez jornadas sin perder para los lorcanos, una docena de encuentros invictos en el caso de los morados.
 El último mes y medio de intensa competición ha dejado como resaca bajas sensibles en el cuadro deportivista. Con Toledo tocado, la revelación Arroyo en el dique seco y Zazo K.O. Salvachúa se vio obligado a sacar un once atípico con el canterano Javi Pérez como principal novedad. Tal vez se notó en los primeros compases esa falta de compenetración ante el flamante líder del grupo. Comenzó mejor el Brócoli Mecánico con un disparo peligroso de Pallarés desde el balcón del área y alguna pincelada de Carlos Rodríguez.
 Incluso en esa primera media hora de aclimatación, el Escartín cantó gol en dos ocasiones, la primera un córner rematado por Akrong y la segunda, un pepinazo de Javi López desde media distancia. En ambas, el balón se perdió por el lateral de la red pero el efecto óptico que hacía que pareciesen gol, denotaba una evidente sensación de peligro del Guadalajara.
 Sin embargo, fueron los lorcanos los que se adelantaron gracias a una genialidad de Josan, perfectamente el mejor futbolista sobre el campo, al menos en el día de ayer. Era una acción sin aparente peligro pero el de Crevillente, partiendo a banda cambiada, tiró la diagonal y desde el pico derecho del área se sacó un obús imparable. Minuto 26: una vez quitadas las telarañas de la escuadra, La Hoya prácticamente no volvió a probar las eficaces manos de Álvaro Campos.
 Los visitantes habían conseguido su propósito y ahora el balón estaba en el tejado del Deportivo. Debió ser que el 0-1 dejó saciado al líder porque a raíz de entonces el único que propuso y dispuso fútbol fue el conjunto de casa. Se pasó del dominio alterno acaecido hasta entonces a un monólogo deportivista. En ese martillo pilón en el que se convirtió el Guadalajara, especial relevancia tuvo Rida. Con sus movimientos de ruptura, el marroquí suponía una seria amenaza para la zaga foránea y de él surgían continuas acciones positivas para los locales. Como por ejemplo el cabezazo en escorzo de Quique solventado con una señora estirada del meta Alberto.
 A medida que transcurrían los minutos, el Depor se agigantaba. Los de Salvachúa llegaban sin problema a la línea de tres cuartos pero después el huerto estaba muy vigilado. En esa tesitura, si no se podía entrar había que tirar desde fuera. Lo entendieron Rida y Prosi con sendos lanzamientos desde la lejanía pero en ambos respondió útilmente el Zamora Alberto.
 El guión se mantuvo durante el segundo tiempo. El Depor achuchaba y el Brócoli Mecánico echaba raíces en torno a su portería. Akrong y Espín mantenían a raya a Pallarés y a las dos balas, Josan y Carlos Rodríguez, que se intercambiaban acciones por ambas bandas. Con el carrusel de cambios y la entrada de Toledo y Joan Grasa, llegó la segunda gran oleada ofensiva de los alcarreños. La Hoya sobrevivía con 0-1 a duras penas pero el tiempo jugaba a su favor y ni Quique ni Prosi acertaban a perforar las mallas pese a sus numerosos intentos.
 Entrando en los últimos cinco minutos, el Depor no perdió la esperanza y en una falta lateral botada por Prosi llegó la igualada. Espín, que ganó todas por alto, cabeceó en primera instancia y Quique, en el segundo palo, hizo el 1-1. Justicia poética. El gol era de los importantes y además, uno de los más celebrados por la parroquia morada en mucho tiempo. El bueno de Quique había evitada la indigestión del Brócoli pero el descuento ofrecía la posibilidad de vencer. El propio ariete vallisoletano la tuvo en el 93... habría sido mucho pedir. Fue un empate, pero supo a gloria por rememorar la atmósfera de Segunda. Sin duda, este Depor engancha.