La madera alarga el bache deportivista
El Deportivo Guadalajara empató con el filial del Getafe en un partido en el que se mostró superior, pero en el que la falta de puntería le condenó a sumar su quinta jornada sin ganar.
A los golpes, el Depor quizá se tuvo que ir por delante en el marcador en la primera mitad. Sin embargo, después de los primeros 45 minutos, el partido es como si empezara de nuevo. El motivo, el 1-1 que campeaba en el luminoso. Sin embargo, fue el Getafe el que pudo noquear al conjunto morado en apenas cinco minutos, pero el árbitro se lo impidió por eso que no está escrito en el fútbol: las compensaciones arbitrales. No en vano, Pérez Peraza perdonó a Rangel un claro penalti. El central hizo lo mismo que Piqué en el clásico del sábado, tirarse para tapar con los brazos extendidos. Pero el resultado no fue el mismo, a pesar de que el trencilla estaba a apenas unos metros y mirando hacia la jugada en cuestión. Y es que, el colegiado se vendó los ojos para no quebrar aún más los ánimos de un Escartín enfurecido por la acción del tanto madrileño. Un gol absolutamente legal, pero que llegó tras una serie de despropósitos que el árbitro canario no supo detener a tiempo.
Sin que Chema Mato pudiera recoger el rechazo de su propia zaga, los mediocampistas getafenses aprovecharon la coyuntura para hilar tres pases y dejar a Ayina con el cuero en los pies y todo a su favor para cruzar el balón y superar a Toni Lechuga. Podría ser una jugada normal, si no se explica que Mato no llegó al rechazo porque estaba tendido en el suelo quejándose de un rodillazo en la espalda, mientras sus compañeros estaban inmóviles solicitando falta o que se detuviera el juego.
Diez minutos antes del gol, era Pérez el que se estrelló con el larguero después de una jugada soberbia de Abel Molinero. Y es que, tras un pequeño susto inicial a cargo de Astray, el Depor se había desperezado y dominaba el balón y las ocasiones. Toledo no llegó a un centro medido de Javi López al primer palo, mientras que el malagueño estuvo a punto de sorprender a Olmedo con un centro chut que se envenenó.
Diez minutos después del gol y de la compensación arbitral, el Depor volvió a coger el pulso del partido. Estuvo en la lona, pero supo resurgir de sus cenizas, volver a dominar el cuero y volver a generar ocasiones. En la primera, esta vez Toledo no fallaría. El punta se aprovechó de un error en el marcaje para remachar a placer un centro de Manzano. El empate subía al marcador, mientras los de Salvachúa descubrían la debilidad de su rival. Sabían que era el momento de hacer sangre. Sin embargo, Molinero y Gonzalo Verdú no encontraron el mecanismo de dar en el blanco.
Así las cosas, el partido comenzaba de nuevo, pero esta vez con el Depor embravecido y el filial intentando reaccionar, tras el paso por los vestuarios. Sin ir más lejos, Javi López la tuvo en el primer minuto del segundo round, pero el cruce providencial de un defensa impidió el tanto del malagueño. Aún así, los morados no se iban a rendir tan pronto, Molinero volvió a probar a Olmedo y, poco después, Toledo remataría al palo un córner botado por Javi López. Sin embargo, la más clara llegaría de la mano de Pérez. El canterano la tuvo después de un robo en la línea de tres cuartos que le dejó solo ante el meta azulón. Pero Pérez dio al muñeco y Pablo Franco, entrenador del Getafe B, decidió que a Astray no le iban a volver a robar la pelota en un situación tan comprometida. M Baka entraba al verde para frenar la sangría que el Depor estaba organizando en la medular de su equipo.
Veinte minutos después, el filial se sacudía la presión a base de córners, mientras el asedio local era total. La entrada de Rida por Arroyo dio más opciones y variedad a la media punta alcarreña y las ocasiones cayeron por su propio peso. Primero a Javi López le dejaron con la miel en los labios cuando se relamía. Después Moyano se topaba con el larguero en un disparo de larga distancia. Por último, en el rechace posterior, Molinero la cruzaba demasiado y el balón se perdía por línea de fondo.
A pesar de la superioridad, el Getafe también tenía el gancho preparado por si el Depor bajaba la guardia. Es más, una triangulación entre Ayina, Hugo y José Carlos la salvó Toni Lechuga en boca de gol. A pesar de ello, sería el meta alcarreño el que más facilidades daría a los azulones. Avisó en un salida a línea de tres cuartos y lo refrendó un minuto después en otra cabalgada hacia el balón. En esta ocasión, Ivi, de rápido entendimiento, se zafó del portero y tuvo en sus botas el tanto de la victoria getafense. El problema, que fue incapaz de concretar un buen centro para la llegada de Hugo.
Poco después era Rida devolvía el golpe, aunque sería Javi López el que más cerca estaría de marcar en esa típica falta que siempre tiene en los últimos minutos de cada combate. Esta vez era, prácticamente, sobre la línea de cal, cerca del banderín del córner. Daba igual, el diestro la puso con rosca y rasa para aprovecharse de la falta de visibilidad de Olmedo. Un Olmedo al que casi se la cuela por debajo de las piernas. Superado el lance, el Getafe B resistió en pie, sin caer a la lona hasta que el tiempo se agotó. A los puntos, hubiera ganado el Depor, pero el fútbol no es boxeo donde unos jueces deciden el vencedor en caso de empate. El juez, en este caso, se dedicó a compensar y a conducir como pudo el duelo.