Educación para todos
Los partidos políticos de fórmula han politizado la educación.
Los partidos políticos de fórmula han politizado la educación. Ese esquema, esa estrategia se queda ya anticuada. Los sistemas sociales educan a las personas que son absorbidas por ellos. Desde una universidad y desde su Facultad de Educación yo he luchado por la llamada educación para toda la vida. En alemán, origen de la realidad, la expresión y el concepto eran más concentrados: “¨Lebenslang Erziehung” para cuya traducción y comprensión hemos acudido a la expresión “educación a lo largo de la vida”. En castellano, la expresión es más larga y menos incisiva. Pero hoy la educación ya no es para toda la vida sino para todo en la vida. Como digo, he conocido todas las etapas del sistema educativo reglado, rígido, presidido por la dignidad y respeto a las personas. Eso se ha perdido. Llamamos educación a cualquier cosa, venga de donde venga, destinada a formatear al individuo, al ciudadano. ¿Para qué lo llamarán educación si quieren decir adoctrinamiento?
Hagamos una comparación. Los padres son los dueños y responsables de sus hijos, de su alimentación, desarrollo integral y crecimiento. ¿Con quién dejan a sus hijos? ¿Quién se acerca a ellos mientras van a “conciliar”, o sea, a trabajar? ¿Qué les dan? ¿Que les introducen en su cuerpo y en su mente? ¿Cuál es el “menú” de la educación? Cuando acudimos al médico, nos importa saber el profesional de la salud que trate nuestro cuerpo, nuestra integridad física o nuestra enfermedad. Y exigimos que lleve su identificación bien visible. No sucede lo mismo en temas de educación. ¿Quién se encarga de nuestros hijos? No tiene nada de extraño que exijamos la acreditación, la preparación, la personalidad, usos, costumbres y tendencias, de los educadores. Es que ahora todos son educadores sociales. No entramos en el tema de la opinión, que también importa.
El itinerario troncal de la educación reglada comenzaba con la Escuela Elemental, seguía con las Enseñanzas Medias o Bachilleratos y concluía en la Universidad como enseñanza superior, técnica e investigación. Como las universidades costaban mucho dinero público, vino el “Plan Bolonia” y permitió los llamados “Master” como títulos propios (de la Universidad, no del Estado) y la Universidad se convirtió en una empresa colaboradora donde los profesores se llevaban un dinero extra a casa pagado por los alumnos bajo la promesa de colocación laboral fallida.
Todo eso ya no interesa a los partidos. Ya no se preocupan por tener sus terminales en el profesorado y en la organización. Ahora han creado ellos un “campus” propio donde a los ciudadanos menores o adultos, se les inculca, se les educa desde la TV, desde las concentraciones, desde las organizaciones, desde las asociaciones culturales, desde las universidades de verano, de invierno, desde los eventos y espectáculos, desde reuniones, desde los Decretos e Intervenciones sociales. La educación es un servicio social. Con eso queda todo dicho. Educación para todos y para todo. En la vida y en la muerte somos para el Estado.