El juego político continúa

20/05/2018 - 12:33 Pedro Villaverde Martínez

Esperemos que la reunión  entre Rajoy y Torra, si se produce, conduzca a algún tipo de diálogo, siempre dentro de la Constitución y las leyes.

Titulamos el juego político porque pareciera que la política es un juego aunque nosotros estemos más de acuerdo con Pío Baroja al que en alguna parte nos ha parecido leer que “la política es un juego sucio entre compadres”. Tremenda definición si es que la dijo porque el noble arte de la Política es algo sin el cual difícil, casi imposible, resultaría la convivencia que ya parece cada día un poco más complicada en Cataluña tras la toma de posesión esta semana del nuevo presidente, Quim Torra, que parece más papista aún que el propio Puigdemont y cuya aparición, evitando al menos la repetición de elecciones, lleva ya a pensar en una reedición del artículo 155 por parte de los partidos constitucionalistas. Parece no desliarse el asunto sino más bien enconarse sin parecer fácil puntos de encuentro por lo distante de las posturas. Esperemos que la reunión  entre Rajoy y Torra, si se produce, conduzca a algún tipo de diálogo, siempre dentro de la Constitución y las leyes que nos permiten vivir en un Estado de Derecho que quieren violentar en este llamado desafío independentista. Cuando escuchamos a los políticos hablar por televisión casi es asco o rabia lo que a veces pueden causar. Somos demasiado pueriles cuando nos sentamos ante el televisor a ver qué dice esta o aquella señoría como esperando una solución al problema de que se trate…pero resulta que diga lo que diga el resultado está ya previsto por la aritmética de los votos y la disciplina de partido. Sin duda esto que parece una broma no deja de ser una forma más de tomar el pelo. Los votos están más que recontados y muy raro sería una sorpresa. No cabe duda que esto parece algo irremediable y que las cosas son como son y que tal vez de otra forma seríamos ingobernables. En Cataluña habrá gobierno pero nos preguntamos si alguien gobierna o simplemente se discute sobre esa hoja de ruta hacia el independentismo. Todo esto causa un más que cierto pesimismo y sólo una esperanza muy lejana queda al ciudadano de a pie de que las cosas vayan a mejor. Las vemos en un punto de difícil retorno a una situación de normalidad. Impotencia, cansancio, hartazgo, se puede llamar a esto. Tal vez la situación de algún tipo de giro. Las perspectivas no son halagüeñas.