El periodismo como contrapeso
El periodismo ha demostrado, de nuevo, en los tiempos actuales lo útil de su función. En particular frente a la proliferación de noticias por redes sociales, algunas sin la debida contrastación.
Sin acto festivo por culpa de la pandemia ha pasado una fecha marcada en rojo para los periodistas, la de su patrón, San Francisco de Sales, momento que desde hace mucho, más de seis décadas, según se puede observar en nuestra hemeroteca, reúne en un acto, con autoridades y mantel, a quienes cada día informan desde los diferentes medios de comunicación de lo que sucede en nuestra provincia. Desde hace unos treinta años es la Asociación de la Prensa de Guadalajara la que actúa de anfitriona del encuentro en el que se hace entrega de los premios anuales, intervienen representantes de las administraciones y el ganador del premio Libertad de Expresión agradece el galardón fallado por el jurado. Es día de fiesta, pero sobre todo de puesta en valor por la sociedad de la labor que desempeña la profesión.
Aunque las circunstancias hayan obligado a posponer la cita, es de justicia felicitar a todos los que ejercen este noble, bonito e imprescindible ‘oficio’. El periodismo ha demostrado, de nuevo, en los tiempos actuales lo útil de su función. Acerca a la sociedad lo que debe conocer, de manera seria, contrastada, fiable, garantizando la verdad de su contenido. Cualquier publicación firmada por un periodista o incluida en una cabecera responde a la realidad en contraste con parte de lo que puede llegar al ciudadano a través de las redes sociales en las que personas o grupos, valiéndose de perfiles anónimos, lanzan ideas o simplemente bulos por intereses o con el objetivo de confundir o engañar. Las redes comunican, relacionan, permiten interactuar, abren un cauce de expresión para todo el mundo, tienen mucho de positivo, pero sin filtros, dando cabida a falsedades. Frente a este barullo el periodismo actúa como dique de contención, sello de calidad, asegurando la firma la certeza de lo dicho, con independencia de la ideología o intereses del grupo o empresa editora al que se circunscriban (la orientación es otro tema). La buena praxis cumple el derecho constitucional a una información veraz, contrastada, permite la pluralidad de opiniones, la libre expresión, la convivencia en democracia y resulta esencial para el Estado de Derecho y el ciudadano.