La piscina de Sonia Reyes

09/07/2022 - 11:07 Pedro Villaverde Embid

Reconocida a nivel nacional e internacional por los grandes maestros de este arte marcial se le había retirado la distinción institucional en la ciudad de la que es vecina. Nos alegra ver el cartel repuesto. 

Por merecimiento y por lo injusto que en su día fue- año 2012- que se retirase de una instalación deportiva el nombre de la persona a la que se había dedicado en reconocimiento a sus méritos en el mundo del deporte, nos alegró, más aún ver el letrero repuesto sobre la puerta, la decisión del alcalde de la capital de devolver la denominación de Sonia Reyes a la piscina cubierta del complejo Fuente de la Niña.

  Se le había otorgado en 2004, año en el que estuvo cerca de lograr medalla de bronce en los JJOO, obteniendo el diploma olímpico, algo al alcance de pocos. Era entonces la culminación de la trayectoria impresionante de una mujer que había obtenido hasta doce campeonatos de España de Taekwondo, el de Europa y el de mundo por equipos, entre otros muchos triunfos. Reconocida a nivel nacional e internacional por los grandes maestros de este arte marcial se le había retirado la distinción institucional en la ciudad de la que es vecina, por motivaciones de carácter político. No queremos entrar hoy en polémicas, simplemente festejar una justa restitución, aunque en la calle ya era para todos esta piscina ‘la Sonia Reyes’, deportista que hoy sigue enseñando la disciplina a los más pequeños en polideportivos de colegios, metida de lleno en este mundo, como orgullosa hija de un 8º dan que fundó un gimnasio de referencia, el Sung Do Kwan, víctima de la pandemia (y que parece estar ahí esperando su reapertura), y madre de otra campeona, Lena, que compite con éxito por España y Europa.

La familia Reyes es ejemplo como todos los deportistas de esfuerzo, carácter, disciplina, vocación, dedicación, privaciones (pues el deporte conlleva muchos sacrificios) y amor a su especialidad, pero además ganando, lo que demuestra que son buenos. Sonia Reyes, como ahora Lena, ha  dejado el nombre de Guadalajara a gran altura por el mundo y merece gratitud. Felicidades y que sepa seguir transmitiendo los valores del deporte al futuro ilusionante que hoy representa Lena, para orgullo del abuelo Cristóbal, la abuela Pilar, y toda la provincia.