Regates

04/11/2023 - 13:06 Antonio Yagüe

Los próximos quiebros serán con el referéndum, la cesión de cercanías de Renfe, cuarteles y hospitales, la asunción de la deuda catalana y otros favores económicos a norte y este mientras el resto de España paga la fiesta. La investidura está servida.

Hubo un Sánchez de nombre Onésimo que maravilló con el balón en sus pies en los 80 y 90. Un malabarista en los terrenos de juego, siempre mirando al suelo y sorteando guadañas, que pasó a la historia futbolera patria (Valladolid, Cádiz, Barcelona, Rayo y Sevilla) como el Rey del Regate.

Bajito, de origen humilde y carácter bonachón, siempre jugaba con cara de enfadado. Tras uno, dos… y hasta diez regates seguidos llegaba a plantarse con descaro en la línea de gol. Discutía incluso con los compañeros, que le acusaban de individualista. Entrenador modesto sin equipo, sigue de comentarista sin dorsal pero con discurso algo altivo.

Improperios aparte, analistas serios resaltan del Sánchez Presidente, casi coetáneo de One, sus insólitas faltas de escrúpulos y capacidad   para ir chuleando y sorteando a cuantos contrarios o colegas estorbones le han salido al paso en los últimos cinco años. “Le tiene cogido el punto a la sociedad”, dictaminó el escritor Arturo Pérez-Reverte.

Ha vuelto a regatear a la derecha española, que ingenuamente pregonaba derrocarlo en las urnas, a Podemos, nacionalistas, separatistas… Hasta ha sabido vender la amnistía a los golpistas ante el comité federal, con vítores y aplausos, antes prohibidos, y convertir al PSOE en partido de mudos, si no contamos a Page y a algún otro que no le deben el empleo.

Los próximos quiebros serán con el referéndum, la cesión de cercanías de Renfe, cuarteles y hospitales, la asunción de la deuda catalana y otros favores económicos a norte y este mientras el resto de España paga la fiesta. Su investidura está servida con solo 122 diputados nacionales. A los ocho castellanomanchegos, regidores y asimilados les iría bien ir ensayando ante su público.

Un colega le preguntó al futbolista: “¿Alguna vez has llegado a regatearte a ti mismo?” Se rebotó. El Rey (político) del Regate ni se inmutaría ¿Por qué no?