Madres

04/05/2024 - 13:45 Antonio Yagüe

Este domingo los listos, graciosillos y friquis de medio pelo lo volverán a tener a huevo. Echando mano de esos raros catálogos del lenguaje inclusivo y “progresivo” de la ley trans, e incluso del Código Civil, podrán mandar a las madres un “feliz día del progenitor gestante”. 

El pasado 19 de marzo circularon por las redes con extraña sorna felicitaciones por el “día del progenitor diferente de la madre”. Remitían a la definición recogida en el BOE que nos han dado leyes, insólitas en Europa, aprobadas la pasada legislatura.

Este domingo los listos, graciosillos y friquis de medio pelo lo volverán a tener a huevo. Echando mano de esos raros catálogos del lenguaje inclusivo y “progresivo” de la ley trans, e incluso del Código Civil, podrán mandar a las madres un “feliz día del progenitor gestante”. 

Recuerdo un manual de Lengua Española de segundo de mi bachillerato que arrancaba con un mapa del Mediterráneo, con epicentro en Italia y la palabra mater. Sobre los países y regiones con otra lengua romance figuraba su variante (mère en Francia, mare en Cataluña…) en un intento de explicar su parentesco.

Los filólogos sitúan madre en cabeza de las palabras más bellas del español o castellano. La mejor literatura mundial (Sófocles, Shakespeare, Brecht, Faulkner, Gorki, Camus, García Márquez, Martínez de Pisón, Marta Sanz, Jorge Fernández…) está impregnada de ellas como protagonistas de historias narradas desde la intensidad de un amor casi nunca bien  correspondido.

Una abuela de un pueblo zaragozano me contó que presintió el día y la hora en que su hijo murió en el frente. Sintió como un navajazo en el corazón. Se lo confirmó el sucinto telegrama del Ejército recibido a los pocos días. “Lo sabía”, musitó entre lágrimas al cartero. Me impresionó.

Con sus abrazos, tiernos arrumacos en su regazo, llantos de alegría ante nuestros éxitos y contenidos en las contrariedades, nada hay menos insustituible que una madre. Ni ausencia más dolorosa. Siempre estamos en deuda con ellas.

Sobran provocativos eufemismos y juegos de palabras de chiste fácil, oficiales para más inri, en lenguajes que ojalá sean de una modernez efímera.