Sanidad medieval

22/10/2016 - 18:45 Antonio Yagüe

Un viejo truco periodístico para calibrar la población, riqueza y salud de un pueblo es visitar su cementerio.

 

Viejo truco periodístico para calibrar la población, riqueza y salud de un pueblo es visitar su cementerio. Y para certificar su nivel de bienestar, usar sus servicios sanitarios. Hay división de opiniones sobre cómo apreciar mejor su belleza. Pero en el caso de Molina es tan obvia, que no requiere el concurso-despilfarro de la televisión de una comunidad autónoma, insuperable en cicatería en materia sanitaria.
    Hoy la ‘Telepage’ y  ayer la ‘Telecospe’, --nada que ver con los aparatos que vende Corral-  podrían rodar aquí una espectacular serie, con escenarios tan pintorescos y la fastuosidad, incluso macabra, del castillo de Zafra. Y los sempiternos comentarios de “aquí estamos vivos de milagro” o “te mueres a la más mínima”.
    Ha habido casos de infartados o accidentados, a los que la UVI móvil ha llegado a atender después del helicóptero, que los trasladó no a Teruel, Zaragoza, Guadalajara o Madrid: a Albacete. A más de 300 kilómetros y cuatro horas de viaje. Surrealista, como lo calificó indignada una familiar, a la que los médicos albaceteños esperaron para que autorizase la intervención quirurgica.
    Surrealista es también la dotación de la UVI, sin el ecógrafo pedido hace tres años, o el servicio de radiología sin radiólogos. Los recortes dejaron hace una semana una única enfermera de guardia para atender las urgencias en Molina y los 53 pueblos, con una población tan dispersa y envejecida. PSOE y PP callaron. Podemos, la oposición de mentirijillas, publicó un extenso y hueco comunicado.
    Hace unos días un vecino de Aragoncillo fue objeto de una delirante atención en las urgencias del Centro de Salud y Especialidades, inaugurado a bombo y platillo por el socialista Barreda en 2011. Como broche, tuvo que acudir a la farmacia de guardia a las gélidas tres de la madrugada a buscar un sedante para su mujer. En el centro (¿de salud?) ni lo tenían ni podían autorrecetárselo. Se lo inyectaron una hora después y gracias. “Mejor si te pasa algo aquí, salir zumbando”, aconseja el afectado.
    “Yo he vivido en la Edad Media. Con miseria abundante, sin luz eléctrica, ni agua corriente, ni médico...”, cuenta a sus nietos Ángel Valiente, meginense de cuna y molinés más que universal. Exagera, pero quizá no tanto. A este paso, ellos pueden comprobarlo si necesitan asistencia sanitaria.