Santa Águeda
Por tradición etnográfica se mantiene esta fecha, en la que las mujeres se hacían cargo de las responsabilidades municipales viviendo una jornada lúdica que denotaba ya la desigualdad latente y el sentimiento de reivindicación de la dignidad de la mujer.
La pandemia que nos tiene a cada momento escuchando cifras de contagios, hospitalizados, fallecidos o dosis de vacunas administradas nos está robando el día a día, nuestra cultura y tradiciones. Teatros, cines, bares o restaurantes cerrados y fiestas sin celebrar. Nos estamos quedando sin disfrutar del colorido y la alegría de los distintos personajes de las botargas por las calles y de las citas que mantenían vivos nuestros pueblos en las fechas más frías del año concentrando a numerosas personas con motivo de San Blas, las Candelas, Santa Brígida o Santa Águeda, en estos primeros días de febrero, así como del carnaval, que habría sido a mediados de mes. Misas, procesiones, bailes, comidas de hermandad, vestimentas típicas y costumbrismo que se repiten cada año y que por primera vez, pues en 2020 todavía tuvieron lugar, se suspenden o quedan reducidas a tibias apariciones.
Entre estas celebraciones queremos destacar la fiesta de Santa Águeda, en la que a través del reconocimiento a una figura femenina, a la que se otorga el nombramiento de Alcaldesa de Honor, se pone en valor la capacidad de las mujeres para ocupar cualquier papel en la sociedad y la necesidad de seguir reivindicando la igualdad de derechos y oportunidades. Por tradición etnográfica se mantiene esta fecha, en la que las mujeres se liberaban por un día de sus funciones domésticas para hacerse cargo de las responsabilidades municipales recibiendo el bastón de mando y viviendo una jornada lúdica que denotaba ya la desigualdad latente y el sentimiento de reivindicación de la dignidad de la mujer. En honor a la santa martirizada en el año 251 al no someterse a un procónsul por haber ofrecido su vida a Dios, las águedas mantienen su vigencia y sentido como ocasión para recordar el camino que todavía queda por recorrer en esa lucha que como sociedad hemos de compartir y lo hacen desde la diversión, el encuentro, el respeto a la historia. El virus nos impide vivir la parte lúdica pero no nos priva de la satisfacción de contar con un rico calendario de fiestas tradicionales que pervivirán a él y nos devolverán a momentos de alegría y disfrute de nuestra provincia.