15 M: a un paso del triunfo

21/06/2011 - 00:00 Pedro Calvo Hernando

 
Quienes tratan de restar importancia o de desvalorizar a los indignados del 15-M no hacen nada más que incurrir en contradicciones, porque se han puesto muy nerviosos y no saben qué camino seguir para combatirlos. Desde la derecha se incurre en la hipocresía de decir que la propia derecha también está indignada, que algunas de las reivindicaciones del 15-M son perfectamente compartibles y que ese movimiento peca de impreciso y de inconcreto. Diversas formas para un mismo intento: trabajar para quitarlos de en medio cuanto antes, pues lo que se temen -muchos no lo disimulan- es que el movimiento se vuelva radicalmente en contra de la derecha sobre todo si ésta termina ganando las próximas elecciones generales, como es muy probable. O sea, que los indignados son al mismo tiempo, para la derecha, una gente estupenda, unos desarrapados, unos ilusos, un ariete de la izquierda, un azote del PSOE, un grave peligro para el PP y otras muchas más contradicciones. Pero lo más claro es que si de la derecha dependiera, los borraría de un plumazo.

  La multitudinaria presencia del 15-M el domingo en la calle ha sido el certificado de confirmación del movimiento como una realidad nueva, largamente esperada, que viene a devolver a los españoles su dignidad y su rebeldía contra el adocenamiento de la sociedad española y contra el sinvergonzonismo de muchos de sus dirigentes y responsables de resortes sociales sin número. Yo tengo la impresión, procurando que mi clara inclinación por ellos no me ofusque, de que esto no ha hecho nada más que empezar, de que en poco más de un mes -que es un instante en la Historia- ya han devuelto la esperanza a cientos de miles de ciudadanos y de que el movimiento seguirá creciendo sin cesar. Se pongan como se pongan los partidos y las organizaciones convencionales, esto no hay quien lo pare, y los intentos de hacerlo no harán sino multiplicar su fuerza. El 15-M es algo ya por encima de ellos mismos y sólo les falta un paso hacia la tangibilidad y la organización para triunfar camino de sus objetivos. Entre tanta desesperanza, un grito de ruptura.