2007 deja esperanza y poco más

29/12/2017 - 11:42 Redacción

 La finalización de un año conlleva  la  valoración de lo que deja a su paso. 2017, lamentablemente, no ha sido tiempo de grandes inauguraciones, realizaciones o alegrías más allá del emocionante desfile militar de las Fuerzas Armadas en nuestra capital, el reconocimiento de Guadalajara como Ciudad Europea del Deporte, la apertura del horno de vidrio más grande del mundo en la antigua Vicasa de Azuqueca, el corte de la cinta de una plataforma logística de 150.000 metros cuadrados en el polígono industrial SI-20 de Cabanillas y llegada de algunas empresas. Pocas realidades para un año en el que la aprobación de un presupuesto regional ha sido noticia y los distintos procesos de primarias, la situación política en Cataluña, la constante reivindicación por el estado de Entrepeñas y Buendía en un escenario de sequía, los desencuentros políticos en temas importantes como el campus universitario, el Fuerte de San Francisco y el parking del Hospital que, terminado, permanece cerrado, o el escaso progreso de las obras del nuevo edificio ahora medio paradas, han llenado páginas. En lo positivo nos quedamos con la construcción de la Ciudad de Transporte y el Puerto Seco, que generará trabajo, desarrollo y riqueza; el anuncio del proyecto de creación de la playa artificial más grande de Europa en Alovera, ‘Alovera Beach’, que revitalizará el Corredor; el hallazgo de la ciudad de Caraca en Driebes y los restos más antiguos de la especie humana en Tamajón; el avance en la construcción del Palacio de la Justicia cuyo edificio estará terminado en 2018; los buenos datos en desempleo y criminalidad, la firma de la Estrategia de Impulso  Económico para el Corredor y su área de influencia, que aunque sin concreción suficiente, crea expectativas y ese anuncio el martes de la próxima construcción del segundo acceso al Hospital. Hay que lamentar también un asesinato por violencia de género, las despedidas a Elena de la Cruz e Iván Fandiño, nombres propios, junto a José Luis Sampedro, de un 2017 agridulce que deja la puerta abierta a un esperanzador 2018.