A final de año
05/04/2011 - 00:00
Los políticos, sobre todo si están en el gobierno y las cosas van mal, suelen fiar al final del año la mejora de los datos. El gobierno de Zapatero lo ha utilizado profusamente con la crisis, con el paro, con el PIB. En esta última ocasión con motivo de la publicación de los datos de paro registrado de marzo no ha sido distinto. A pesar de que el presidente del gobierno en sede parlamentaria se atrevió a vaticinar hace apenas unos días que en marzo ya se iba a notar mejoría en el paro, tanto él mismo como la secretaria de Empleo se han empleado a fondo para convencernos de que a final de año será cuando realmente veamos cómo aumenta el empleo neto en nuestro país. La señora Rodríguez se ha atrevido incluso a cuantificarlo. Dice que se van a crear entre 40.000 o 50.000 empleos. Hay que echarle valor. Nada hay en el horizonte que haga pensar en semejante mejoría. De hecho, ha sido el propio Banco de España el que esta vez se ha encargado de enfriar el mensaje mentiroso del Gobierno. Para el Banco de España, el paro desgraciadamente se mantendrá en el entorno del 20 por ciento de la población activa este año y el que viene. Y no puede ser de otra manera porque la economía española está estancada, no se toman medidas de mejora de la competitividad, ni ajuste en los costes energéticos y laborales que sufren las empresas en mucha mayor medida que sus competidoras.
Tampoco se ve la salida a la sequía de crédito, a la financiación necesaria para abordar proyectos de inversión que creen empleo. Es más el futuro es de mayor coste y más dificultades. Y qué decir de la confianza necesaria para emprender algo nuevo y para tranquilizar a los mercados y lograr rebajar el coste de nuestra abultada deuda. Para mal de España, no hay en un futuro inmediato ninguna señal positiva, al margen del turismo y en algunas zonas. El consumo sigue cayendo, la renta disponible de las familias es cada vez más estrecha y los parados lejos de reducirse siguen aumentando, al tiempo que cada vez más personas pierden su prestación o su subsidio. Hoy más de 1,3 millones de familias sobreviven sin recursos. Se apoyan en la familia o en la caridad. Esta es la realidad y no las patrañas del Gobierno, al que gracias a dios cada vez cree menos gente. Hasta los partidarios desconfían.