Abril lluvioso

24/04/2016 - 18:20 Pedro Villaverde Martínez

Cuando la primavera ha pasado ya su primer mes nos encontramos expectantes ante la formación de un Gobierno necesario

Cuando la primavera ha pasado ya su primer mes y se encamina hacia mayo con la rapidez que del tiempo suele decirse, pues el tiempo no pasa sino que huye como en las leyendas de algunos relojes puede leerse, nosotros nos encontramos expectantes ante la formación de un Gobierno necesario, pero que pareciera ya olvidado el mito de Prometeo y el hombre no acierta a gobernarse. El que espera desespera, dice nuestro refranero, aunque también afirma aquello de vísteme despacio que llevo prisa. Puede que haya más de uno que no comprendamos mucho tanto tiempo con gobierno en funciones y piensen si no habría otra forma más ágil. Lo cierto es que hay tantas piedras en el camino que su retirada parece interminable. Parece igualmente que gobernar sea una cosa más de dioses que de humanos en los que la codicia y otras cosas son tantos obstáculos en el camino que hagan del Gobierno de los pueblos un arte y artistas son pocos los que existen.
        Llevamos un mes de abril que hace honor al refranero de marzo ventoso y abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso. Esperemos que esta hermosura se vea reflejada en ese bienestar al que siempre se anhela y que tanto se suele resistir en llegar. De Política sabemos poco, como la mayoría, e incluso a esos que llamamos políticos debe ocurrirles lo mismo… Pero dejémonos de especulaciones y esperemos de una vez por todas que cuantas dificultades o piedras en el camino haya sepamos barrerlas de un soplido y allanarlo. Sabemos, o intuimos, que si tan difícil resulta el Gobierno de los pueblos es porque su importancia es grande y los que pretenden llegar a obtener ese arte esperan encontrarse con el famoso vellocino de oro. Somos ignorantes de la sabiduría que tiene que acompañar al que pretende gobernar y los pocos vicios que debiera tener… pero ese tema es tan complejo que ni siquiera nos atrevemos a tocarlo en estas circunstancias. Solo diremos que quien pretenda gobernar tenga la sabiduría necesaria y la integridad tan grande como es necesaria…pero tal vez pidamos una utopía… Y como resulta que el hombre y la mujer son un animal político…hemos de esperar que se olviden de la primera parte y procuren llenarse de la segunda.