Acuerdo sobre el futuro

14/04/2011 - 00:00 Charo Zarzalejos

 
Me cuesta situar el momento exacto en el que, otra vez, nos vemos envueltos en el debate sobre el pasado, ese pasado en el que el Gobierno de Aznar, a través de tres emisarios, entró en contacto con ETA para mantener con los representantes de la organización terrorista una única reunión de dos horas de duración. El debate sobre el pasado es una versión del ya famoso "tu, más" o el "tu, también". Nunca habrá acuerdo para situar en sus justos términos lo que se hizo entonces en comparación o en contraste con lo realizado por el Gobierno Zapatero. Para no entrar en más disquisiciones, parece un hecho más que objetivo que desde ningún punto de vista es comparable una única reunión con las más de sesenta celebradas por los representantes del actual Gobierno. Podemos seguir con este debate semanas y semanas.
   Es un debate sobre un pasado que en ningún caso se va a repetir porque aún cuando se produjera un nuevo e improbable proceso de negociación en nada se parecería a lo ocurrido en el pasado. Recrearse en el pasado para afear la conducta del contrario es el ejercicio más absurdo que cabe imaginar cuando tenemos por delante el objetivo de ganar el futuro. Hay que pensar que el futuro siempre será mejor y en lo que a ETA concierne es también un hecho objetivo que hoy los demócratas estamos mejor que hace unos años porque los terroristas están peor. Y de eso se trata. De que los terroristas cada día estén peor hasta llegar al punto en el que les resulte inviable su propia supervivencia como organización terrorista. Debatir el pasado es un desgaste estéril para sus protagonistas y algo muy alejado de las preocupaciones ciudadanas.
   Por ello es un debate que puede producir una cierta satisfacción a aquellos que de una u otra manera pretenden burlar la legalidad y, desde luego, a ETA que disfruta cada vez que otea la debilidad de sus adversarios. Aunque estemos mejor, el futuro no está ganado y ese debe ser el objetivo. Para ello resulta imprescindible que los dos grandes partidos apuesten, mantengan y refuercen el pacto antiterrorista. Tanto PSOE como PP sostienen que el pacto está vigente pero no basta con decirlo. Hay que practicarlo con rigurosidad y creo que ese pacto, el del rigor, es un pacto pendiente. Esta pendiente acordar , por ejemplo, que de los escritos de ETA y de quienes se sienten próximos a los terroristas no se hacen exégesis.
   Está pendiente el acuerdo para evitar la rendija que ha permitido al Constitucional, en un fallo sorprendente e injusto, que un etarra como Troitiño, con 22 asesinatos a sus espaldas, salga a la calle ahora cuando, con la ley en la mano, le tocaba estar en prisión hasta el 2017 y está pendiente porque nunca es tarde para ello, un encuentro formal y oficial entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición para abordar el futuro más inmediato como una cuestión de Estado.
   Las próximas semanas y meses pueden ser decisivas en la lucha contra el terrorismo y hay que conjurar cualquier riesgo de retroceder en el camino andado, por ello y de la misma manera que el presidente del Gobierno habla de lo humano y lo divino (¿) con Iñigo Urkullu, cosa que está muy bien, debería encontrar un ratito para hablar con Mariano Rajoy y juntos salir a la opinión pública a despejar dudas y desvanecer algunas esperanzas. Este encuentro no perjudica a ninguno de los dos y nos reconfortaría a todos. Me temo, sin embargo, que no se va a producir pero por pedir que no quede.