Agredir antes que negociar
El Reino de Marruecos utiliza una tecnología parecida a la del Estado de Israel: agredir antes de negociar. El estado hebreo sigue construyendo en territorios ocupados y en la parte árabe de Jerusalén como una política de hechos consumados para boicotear la únicas solución posible y estable en el problema de Oriente Medio: la creación de un estado palestino respetuoso del estado de Israel con fronteras seguras y definidas devolviendo los territorios ocupados. Marruecos ha atacado el campamento de El Aiún a sangre y fuego antes de las negociaciones con el Frente Polisario. Su incumplimiento sistemático de las resoluciones de Naciones Unidas también tienen un paralelismo con las conductas de Israel, aunque es verdad que todavía Marruecos no ha puesto en marcha una maquinaria de exterminio del pueblo saharahui como ha hecho tantas veces Israel con el pueblo palestino. España tiene un difícil papel en esta crisis pero nuestra diplomacia no puede quedar al margen y ser neutral en un conflicto que nosotros generamos en 1975 con la dejación de nuestras responsabilidades históricas. Y la existencia de una dictadura agonizante no nos exime del compromiso de hacer fuerza en la dirección de los derechos del pueblo saharaui compatibilizando con inteligencia la convivencia con Marruecos. Hace tiempo que se rompió el equilibrio que mantenía España entre Argelia y Marruecos. Y la necesidad de llevarnos bien con Marruecos tiene como corolario que ellos se quieran llevar bien con nosotros. En pocos días, el ministro de Exteriores de Maruecos, al que le debe costar entender que exista libertad de prensa, insultó a los periodistas que cubrían la rueda de prensa en la sede del Ministerio de Exteriores de España. Varios periodistas españoles fueran apaleados en Casablanca y un eurodiputado español fue maltratado y expulsado de Marruecos cuando, con sus papeles en regla, pretendía introducirse en el país. ¿Cuánto más hay que aguantar para una reacción diplomática? .