Agua
01/10/2010 - 09:45
Cartas al director
Blanca Calvo, Guadalajara
Como elemento de primera necesidad, el agua tiene muchísima importancia en la vida de todos. Por eso, cuando tuve responsabilidades municipales, dediqué muchas horas a resolver problemas relacionados con ella y, también por eso, no tengo más remedio que hablar cuando el Ayuntamiento de nuestra ciudad está a punto de hacer lo que considero una barbaridad: privatizar su abastecimiento.
Es una barbaridad encargar a una empresa un servicio tan básico como la distribución del agua, porque de esa manera el Ayuntamiento, y con él todos los ciudadanos, pierden el control de un bien fundamental. Y es una barbaridad tremenda aunque puede que sea legal- que una Corporación que tiene cuatro años de vida comprometa ese bien fundamental para los veinticinco años próximos.
Es una falsedad decir que, con la privatización, el precio del agua no va a subir, porque todos sabemos que, cuando menos, subirá lo que la empresa cobre por realizar el servicio. Los intermediarios nunca hacen un servicio gratis, y las empresas de servicios se las arreglan siempre para cobrar mucho más del trece por ciento del coste real del servicio que, en teoría, es el beneficio máximo que pueden tener esas empresas.
Es una tontería decir que, al privatizar el agua, por fin se moderniza la gestión municipal, como si las empresas privadas supieran hacer las cosas mejor que las públicas. Y se dice eso precisamente en un momento en que los poderes públicos del mundo occidental están invirtiendo toneladas de dinero (público, por supuesto) para arreglar los desastres causados por un sector tan privado como el de la banca. Hoy, como siempre, cuando hay ganancias las acapara el sector privado y las pérdidas las costeamos todos.
Lo que está ocurriendo estos días en Guadalajara me lleva a preguntarme para qué vale una Corporación Municipal o, mejor dicho, para qué vale un equipo de gobierno municipal, si renuncia a resolver las necesidades de los ciudadanos trasladando esa tarea a las empresas. ¿Para qué nos hace falta un concejal de aguas que, ante un problema grave, como es el que se pierda el cuarenta por ciento del agua que entra en nuestra ciudad, en vez de arreglarlo con todos los recursos que le ofrece un Ayuntamiento grande como el nuestro, sale corriendo en busca de una empresa?
Siento ser tan pesimista, pero les aseguro que, si al fin llega esa empresa a gestionar el agua, no va a resolver el difícil problema de las pérdidas. Para eso haría falta algo mucho más valioso: un buen concejal de aguas y un buen equipo de gobierno.
Es una falsedad decir que, con la privatización, el precio del agua no va a subir, porque todos sabemos que, cuando menos, subirá lo que la empresa cobre por realizar el servicio. Los intermediarios nunca hacen un servicio gratis, y las empresas de servicios se las arreglan siempre para cobrar mucho más del trece por ciento del coste real del servicio que, en teoría, es el beneficio máximo que pueden tener esas empresas.
Es una tontería decir que, al privatizar el agua, por fin se moderniza la gestión municipal, como si las empresas privadas supieran hacer las cosas mejor que las públicas. Y se dice eso precisamente en un momento en que los poderes públicos del mundo occidental están invirtiendo toneladas de dinero (público, por supuesto) para arreglar los desastres causados por un sector tan privado como el de la banca. Hoy, como siempre, cuando hay ganancias las acapara el sector privado y las pérdidas las costeamos todos.
Lo que está ocurriendo estos días en Guadalajara me lleva a preguntarme para qué vale una Corporación Municipal o, mejor dicho, para qué vale un equipo de gobierno municipal, si renuncia a resolver las necesidades de los ciudadanos trasladando esa tarea a las empresas. ¿Para qué nos hace falta un concejal de aguas que, ante un problema grave, como es el que se pierda el cuarenta por ciento del agua que entra en nuestra ciudad, en vez de arreglarlo con todos los recursos que le ofrece un Ayuntamiento grande como el nuestro, sale corriendo en busca de una empresa?
Siento ser tan pesimista, pero les aseguro que, si al fin llega esa empresa a gestionar el agua, no va a resolver el difícil problema de las pérdidas. Para eso haría falta algo mucho más valioso: un buen concejal de aguas y un buen equipo de gobierno.