Al final nos la ha clavado

01/04/2011 - 00:00 Pedro Calvo Hernando

 A  Como a la derecha le ofrecían toda la credibilidad del mundo las actas de ETA cuando su contenido perjudicaba al Gobierno, me supongo que darán les idéntica credibilidad cuando favorecen de manera total al mismo Gobierno, como ocurre en lo referido a que el Ejecutivo en ningún momento aceptó transacciones políticas y que "al final nos la ha clavado". Advierto que yo concedo credibilidad cero a ETA tanto cuando parece perjudicar al Gobierno como cuando parece favorecerlo ante la opinión pública. Pero lo digo por el PP, si es que le queda un gramo de coherencia. Ahora queda más claro que nunca, si ello fuese posible, que las conversaciones y negociaciones del Gobierno de Zapatero con la banda terrorista fueron más o menos como todas las anteriores que mantuvieron los distintos Gobiernos. Quizá con la diferencia de que en esos meses de 2006 y 2007 el Ejecutivo mantuvo como nunca la persecución de los terroristas, detuvo más, acercó menos presos al País Vasco y tuvo menos contemplaciones con ellos en todos los sentidos, incluido el semántico.
    Es evidente que el PP juega descaradamente a la contra con exclusivos afanes electoralistas, sin que le importe un pepino si así perjudica o no a la lucha antiterrorista o si se carga o no el tan cacareado pacto antiterrorista. En principio, sólo en principio, asombra ver cómo Rajoy, durante unos años bastante comedido en la materia, sucumbe, cuando se acercan elecciones, a la ofensiva y a las presiones de la extrema derecha de su partido y de sus medios afines. De nada le sirve que él, personalmente, siga siendo el menos feroz de todos, al menos en apariencia, y yo creo que de verdad. De nada sirve, porque los efectos sobre su partido pueden ser de nuevo los mismos que antes de las dos elecciones generales anteriores que perdió. Unos efectos desastrosos y demoledores. Hablo de las campañas sobre el 11-M y la utilización del terrorismo como arma política contra el Gobierno. Es muy probable que todo ello surta los mismos efectos de cara a las terceras y próximas elecciones generales. Se lo están ganando a pulso.