Al PSOE le han descalzado los 'zapateros'

23/05/2011 - 00:00 Antonio Pérez Henares

Zapatero como secretario general del PSOE les demostró a sus correligionarios de partido lo que nos ha demostrado a todos los españoles. Su absoluta falta de ética para hacerse responsable de sus actos y actuar en consecuencia. Y su maniobra sistemática para jugar ora a presidente del Gobierno, ora a líder del PSOE, ora a hacerme el muerto para escamotearse de las obligadas decisiones y que así le dejen seguir vivo. Ayer, como le tocaba asumir la escalofriante derrota sufrida por su partido, bajo su dirección y la de su camarilla de incompetentes encabezada por Blanco, se puso en presidente y achacó lo primero a lo segundo, pero como crisis así general era algo de lo que él es máximo sufridor pero en absoluto tenga que ver con su gravedad y alcance. Vamos lo mismo que hace pero en sentido contrario cuando tiene que hacer de presidente y la culpa de los cinco millones de parados la tiene la oposición que lleva más de siete años fuera del Gobierno.
 
    La derrota sin precedentes a que ha llevado a sus siglas haría que cualquiera con dignidad y cuajo se presentará ante sus militantes y dejara su cargo de secretario general sin más preámbulos. Como presidente ya es bien conocido lo que piensan la mayoría de españoles, pero ahora toca hablar en clave más interna y de partido. Pues no, sigue adelante con ese enjuague que urdieron y que los va a meter en un nuevo laberinto con puñaladas de primarias entre ellos como si no tuvieran bastantes con las que se han llevado en las urnas. El gran timonel ZP sigue enfebrecido en una deriva alucinada y una derrota que ha estrellado el buque ya contra el arrecife, no le han quedado apenas un barril y dos tablones que salvar del naufragio y ahora en la isla desierta se prepara a canibalizar a los cuatro supervivientes. Claro que a imagen y semejanza de lo que no hace Zapatero muchos permanecen en su estela. Porque no sólo él es responsable.
 
    Lo son también sus corifeos. Ese sanedrín de Blancos, Leires y Bibis que ha ocupado el PSOE y que se ha convertido en un verdadero cáncer del centenario partido al que han transformado en cuevecilla de vanidades y jueguecitos de progres que jalean a "democracias placeadas" pero se olvidan de los sentimientos y las verdaderas soberanías populares. ¿Y qué decir de esos barones derrotados? Pues que nada, que ellos tampoco tienen culpa de nada, que es cosa de la susodicha, de la en un tiempo inmentable crisis. Ni la collera a palos de Griñan-Chaves que ha perdido todas las capitales andaluzas, ni los "pasados" al nacionalismos del PSC a quien los originales han pasado por la piedra y que por palmar ya palman hasta en Badalona, aquí a manos del PP, amen claro de su Barcelona. Y así el balear, el valenciano, la aragonesa, el "invictus" madrileño, el canario, el murciano, el asturiano, el mismísimo extremeño también fundido y mendigando candela de IU, y no digamos nada del castellanoleones y ni mentemos al manchego.
 
    Que lo de Barreda es de poema. Ni con ley electoral hecha a medida ha podido mantener porque ha perdido por 60.000 votos y en cuatro de sus cinco provincias, cuyas diputaciones han volado. Ha ganado únicamente en Ciudad Real y por unos centenares de votos. Tan solo el riojano, el logroñes ha tenido un gesto de vergüenza torera y se ha cortado tras perder la alcaldía la coleta cuando le ha podido el toro. ¿Lo harán todos los otros mentados? Lo harán al menos los que venían del poder y lo han perdido. O harán lo de Zapatero. Quizás muchos piensen en aguantar como él. Pero una cosa es la pretensión y otra el movimiento telúrico que en el seno del PSOE casi está obligado a desatarse. Una cosa es su interés y otra el del colectivo y de las siglas. Que hay otros y quienes en la adversidad si han sabido llevar el barco a buen puerto. Miren por ejemplo al inteligente alcalde de Toledo, Emiliano Garcia-Page. O al de Cuenca, el único que ha logrado un vuelco a favor del socialismo en una capital de provincia. Zapatos para caminar tiene el PSOE, lo que sobran son muchos "zapateros".