Alfredo arranca a 120

26/06/2011 - 00:00 Consuelo Sánchez-Vicente

 
El ministro de Fomento, José Blanco, dice que la vuelta a la velocidad máxima de 120 kilómetros por hora que entrará en vigor el próximo 1 de julio estaba prevista y se debe a que las "condiciones de hoy no son las que concurrían" cuando el cambio de pegatinas. Es cierto a medias. Lo es, como dice el ministro, que el precio de petróleo ha bajado, pero se calla que la marcha de la crisis griega no permite descartar que la noria vuelva a dar otra vuelta de forma inminente, y contra lo que asegura, cuando adoptó la polémica decisión que ahora deroga el Gobierno no anunció que caducaría este 30 de junio sino que en junio revisaría si la prorrogaba o no. Pero hay que hacer caja, en todos los sentidos, y este 1 de julio empieza, además de la primera operación salida del verano, la carrera de Alfredo.

  De la necesidad virtud, esto es, en mi opinión, lo que ha hecho el Gobierno. Vista la impopularidad creciente de la medida, porque no hay quien aguante un viaje por autopista a 110 sin dormirse, tenía razón Fernando Alonso pese al "rebote" que se agarró Rubalcaba, y que el capítulo de ingresos de la contabilidad nacional mengua, se ha dado marcha atrás.

   Los datos de la reducción de la recaudación tributaria del primer cuatrimestre del año, por citar los últimos conocidos, dan frío, y mi impresión es que el candidato-presidente en funciones del Gobierno del ausente Zapatero, Alfredo, ha impuesto el cambio al "frente del no" que encabezaba su colega Sebastián por dos poderosas razones, una egoísta, electoral, la otra recaudatoria. Rubalcaba no parte hacia las próximas elecciones generales sobradito que digamos de votos, esto es evidente.

   Darle al castigado e "indignado" ciudadano-votante uno de los pocos caramelitos que tiene ahora mismo el Gobierno demuestra, en mi opinión, sus ganas de salir hacia la meta a 120, valga el símil, en vez de a 110, cosa que en la política pasa por esforzarse en agradar y complacer al electorado... Sumado a que el 1 de julio, como decía antes, es la primera estampida vacacional y poder correr un poquito más sin miedo a los radares hará crecer el consumo de gasolina proporcionalmente, en torno a un veinte por ciento, miel sobre hojuelas para la afluencia de ingresos por el impuesto de los carburantes a las arcas públicas, una rica inyección de vitaminas para Hacienda Añade José Blanco que volver de 110 a 120 "es una decisión" que el Gobierno ha adoptado, además de porque está bajando el precio de la gasolina, porque "conecta con el sentimiento mayoritario de los ciudadanos de nuestro país".

   Tufillo adulador al margen, porque si legislar a favor de corriente fuera una razón política apañados estábamos, creo que en esto Blanco tiene toda la razón. El rechazo ciudadano al recorte también fue general, y no siempre por el gusto a pisar el acelerador, yo, por ejemplo, soy de las convencidas de que no se puede viajar por nuestras cada vez mejores carreteras a la absurda velocidad máxima de 110 kilómetros por hora sin más daño para la seguridad al volante que bien. No corro con el coche ni cuando se puede pero lo compruebo a diario, tener que mantener una velocidad inadecuada para la vía por la que circulas, como el 110 en autopista, es muy peligroso porque obliga a ir más pendiente del cuentakilómetros y del freno - o del radar - que de "minucias" como si llueve, hay viento o qué hace el coche que va delante o el que viene detrás, para poder mantenerla.

  También soy una convencida como he repetido aquí de que las leyes están para cumplirlas, pero las que se perciben como injustas por la ciudadanía pronto caen en desuso, con grave daño para la fiabilidad del sistema democrático y para la seguridad jurídica. Pasado el primer susto la gente deja simplemente de cumplirlas y los responsables de exigir su cumplimiento se tapan un ojo, cuando no los dos, porque no se sienten con autoridad moral para exigirlo. Estaba empezando a pasar con lo de ir a 110. Es mejor tener leyes realistas y políticos sensatos.