Alimentar al monstruo

La derecha, pero sobre todo la ultraderecha, está haciendo un enorme alarde de ferocidad en su cruzada contra el presidente Zapatero, al que, por supuesto, da por políticamente no ya desahuciado sino por muerto del todo. Entonces, es difícil de explicarse tanta inquina, tanta exageración a menudo absolutamente ridícula en su descalificación, tanto odio innecesario, tanta caricatura ridiculizadora, tanto que quienes quedan en ridículo son casi siempre ellos mismos. A Zapatero la ultraderecha no le perdona muchas cosas, la primera y sobre todo, que esté ahí, que ganara sucesivamente las dos últimas elecciones generales, que pusiera en marcha una serie de leyes progresistas. La derecha extrema no le perdona que fuese el artífice de la retirada de las tropas de Irak, lo que puso fin a la más desgraciada experiencia internacional de nuestra historia reciente. Tampoco le perdona que desbaratara todas conspiranoias en torno a los atentados del 11-M, ni que la sociedad española se reafirmara en su apoyo a los valores progresistas fundamentales subrayados durante estos años. El PP de Mariano Rajoy está ahí, en, junto o con esa derecha, con la que tan a menudo se identifica y otras veces se distingue de ella y escapa de sus peligrosas garras. Pero el error enorme del PP en este terreno es no haber sabido ver que era suicida, o podía serlo, contribuir a alimentar al monstruo, cuando no engordarlo directa y voluntariamente, por cortedad de miras, por contagio en la inquina y el odio o por cualquier otra razón. Alimentar a un monstruo que luego, cuando el PP llegue al poder, no sueñe que lo va a respetar. El monstruo se lo tragará o le obligará a pasar por todas sus exigencias, basadas en los servicios prestados para hundir al Gobierno del PSOE y contribuir sustancialmente al arribo de Mariano Rajoy a la Moncloa. Estos mismos días los dirigentes del PP se han complacido en los falaces e increíbles alegatos sobre las pretendidas tendencias totalitarias del Gobierno Zapatero, en torno sobre todo al tema del estado de alarma. Por poner unos ejemplos de lo que está pasando. .