Análisis del conflicto entre Sudán y Sudán del Sur

08/05/2012 - 00:00 Santiago Pérez

 
  Durante la sexagésimo quinta apertura de sesiones ordinarias de Naciones Unidos las palabras “Damos la bienvenida a Sudán del Sur a esta organización” fueron las mas pronunciadas por los distintos presidentes del mundo. Este país, el más joven del planeta nace como una escisión de Sudán. La división surge como un intento de resolución a los recurrentes conflictos étnicos existentes dentro de las fronteras de este extenso estado multicultural, donde la población del norte es mayoritariamente árabe e islámica mientras que en el sur predominan los católicos y animistas.

  La independencia de Sudán del Sur fue alcanzada por un mecanismo político y pacifico, en un referéndum la población del sur se manifestó en favor de la creación de un nuevo país que represente más acabadamente su identidad. Desde una óptica geopolítica esta escisión significo el fin de Sudán como el mayor país de África, lugar ahora ocupado por Argelia. Desafortunadamente para la estabilidad regional y cuando solo ha pasado un año de la materialización de la separación, las tensiones políticas entre ambas partes se han incrementado hasta alcanzar el nivel de hostilidades militares.

  La crisis deriva directamente de la traza establecida para determinar la flamante frontera entre estas dos naciones. Resulta que la misma atraviesa campos con importantes reservas petrolíferas y luego de la división, el 75% de las mismas han quedado en manos de Sudán del Sur. Los enfrentamientos verbales entre ambos gobiernos han escalado hasta el envío de aviones de origen ruso MIG-29 por parte de la fuerza aérea norsudanesa los cuales bombardearon áreas civiles de la ciudad de Rubkona y otros puntos cercanos a la frontera. Esto se suma a la intromisión de tanques del norte en el territorio del sur.

  Por su parte Sudán del Sur no ha demorado en movilizar su joven ejército e identificar los bombardeos como una declaración de guerra. La intervención del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en el conflicto ha sido categóricamente rechazada por Sudán, sus autoridades consideran que lo correcto es que la Unión Africana sea la organización supranacional que opere como mediador. Dicho organismo se ha limitado a instar a las partes a detener las hostilidades y atenerse a una hoja de ruta que busca solucionar el conflicto en un período de tres meses. La única potencia extra regional con capacidad de obrar como un mediador efectivo y evitar que las hostilidades se salgan de control es China. Beijing opera como el principal inversor en la región y su empresa estatal de petróleo Sinopec es responsable por la extracción de crudo del área en disputa.

  China compra 500.000 barriles de petróleo diarios desde los “dos sudanes” aportado por esta operatoria el 98% de los ingresos del conjunto de estos países. Es por esto que la intervención política de la potencia asiática resulta vital para intentar desarticular el conflicto. El presidente de Sudan del Sur, Salva Kiir visitó Beijing en busca de respaldo político donde consiguió no solo apoyo sino también promesas de inversiones chinas por 8.000 millones de dólares, siendo las mismas fundamentales para el desarrollo de la infraestructura de este naciente país.

  La voluntad de China de ser un mediador en el conflicto puede ser observada en su apoyo a ambos gobiernos. Al igual que su homologo del sur, el presidente de Sudan (del norte), Omar Hassan al-Bashir identifica en las autoridades de Beijing a sus principales aliados. Otro aspecto central para comprender el interés de China en mantener cordiales relaciones con ambos gobiernos es, que si bien el petróleo se produce mayoritariamente en el sur, el mismo tiene que transitar por instalaciones de Sudan del Norte para poder llegar a China.

  En otro orden de ideas, autoridades chinas y sudsudanesas estudian una alternativa tendiente a esquivar el conflicto. Para dar más estabilidad a la producción petrolera se analiza la construcción de un nuevo oleoducto de 1500 km. El mismo permitiría extraer el crudo a través de Kenia, y contar de esta forma con una salida alternativa para las exportaciones de Sudan de Sur en caso el conflicto con el norte no pueda ser encausado de forma definitiva. Este complejo escenario demuestra el creciente protagonismo de China en la vida de África. Dicho continente se perfila como el principal proveedor de materias primas de la segunda potencia económica mundial.