Andalucía se rebela contra los recortes
Si Andalucía fuera Argentina, a partir de ahora a Javier Arenas le llamarían "el innombrable", al igual que ocurre con el expresidente riojano argentino, cuyo nombre no se puede pronunciar porque aquí consideran que es gafe. Ahora, Arenas tiene ese estigma porque van cuatro veces que intenta ganar el Gobierno de Andalucía y los electores no quieren meter su nombre en la papeleta. Ha podido más el miedo a los recortes que el hastío hacia la corrupción y las exigencias necesarias para un vuelco electoral para propiciar el cambio. Si Izquierda Unida quiere, Griñán será de nuevo presidente de Andalucía, aunque la coalición, con su renovado poderío de bisagra, no se lo pondrá fácil.
En Asturias, el PSOE ha tenido victoria en escaños y en votos. Difícil lo tiene Javier Fernández, salvo que la amistad quebrada por intereses personales de Francisco Álvarez Cascos le impida reunir a las derechas asturianas y auparse al poder. UpyD alcanza un tímido escaño en el universo parlamentario asturiano que no lo hace, sin embargo, determinante para constituir gobierno. Mariano Rajoy, que parecía ser el Napoleón electoral español se ha encontrado con el ruso invierno de la tórrida Andalucía.
No le ha servido esconder los Presupuestos Generales del Estado, porque los andaluces han visto la patita del lobo por debajo de la puerta. Ahora tendrá que medir sus próximos pasos Rajoy, presionado por la Unión Europea y vigilado por muchos de sus electores en toda España. La partida no ha terminado. El contador empieza desde la resistencia de los socialistas en Andalucía y Asturias. Los ciudadanos observarán los recortes de Rajoy con una mirada expectante hacia la capacidad de renovación del socialismo.