Año de fotos

26/05/2018 - 11:16 Antonio Yagüe

Han dicho sin rubor, tras doce años de promesas, que rematarlo es un “compromiso del Gobierno de España”.

on tufillo preelectoral para rebañar unos votos y tocados con casco blanco de capataz-ingeniero sobre traje y corbata, el delegado provincial de Rajoy y autoridades adyacentes inauguraron hace una semana en Molina de Aragón no ya el parador fantasma, sino el fotográfico año que nos separa del 26 de mayo de 2019. Hasta ese domingo, en el que pasaremos por las urnas municipales y autonómicas, no faltarán visitas y revisitas al enclave de diputados mayores y menores, delegados y subdelegados, todos con dietas y no precisamente alimentarias. Y fotos, muchas fotos, cámaras y grandilocuentes declaraciones.
     Daría para una fantástica novela el rosario de compromisos incumplidos (del PP y PSOE, tanto monta) y la tortuosa trayectoria del miniparador (22 habitaciones), cuyas obras ya van a medias, si hacemos caso a los mandamases. Han dicho sin rubor, tras doce años de promesas, que rematarlo es un “compromiso del Gobierno de España”, que “servirá para luchar contra la despoblación”, “pondrá a Molina en el mapa del turismo nacional” y permitirá contemplar de frente el  balcón desde el que, según la leyenda, se despeñó doña Doña Blanca. Amén.
     El proyecto brotó  en 2006 como promesa de los ejecutivos de Zapatero y Barreda, tras el incendio de los pinares del Ducado, que segó la vida de 11 miembros de un retén y calcinó 13.000 hectáreas. El “motor dinamizador de la comarca”, como se publicitó,  tuvo su primer bautizo socialista con la colocación de la primera piedra en 2011. Oficiaron el propio Barreda y el secretario de Estado de Turismo Mesquida. Con boato equiparable de vicarios y monaguillos, la presidenta Cospedal y el ministro Soria colocaron otra primera piedra ‘popular’  ante las elecciones de 2015. Ya con un “proyecto más adaptado”, con 58 habitaciones y 9 millones de euros de presupuesto menos. Cosas de la crisis.
     Se buscan con un candil, como hacía el sabio Diógenes, los molineses que esperan verlo acabado en 2019. Quizá para las elecciones generales de 2020. El escenario fotográfico sigue vivo. Igual  se pone de moda, de dudoso gusto, entre enamorados y recién casados. El día D habrá codazos y problemas de espacio. Y será necesario un escorzo imposible para sacarlos a todos en panorámica con los castillos. Ni el maestro de la fotografía Peco o su discípulo Rafael Álvarez.