Antonio del Abril, un periodista honesto y ejemplar
No se las daba de nada, pero era eficaz, y muchas veces imprescindible. Fue director del bisemanario Guadalajara DosMil, desde su fundación, en 1986, hasta su cierre, en 2012. Todo un récord en una profesión tan cambiante.
La última vez que hablé con él por teléfono, noté que se emocionaba más de lo habitual y que apenas tenía ya ganas de explicarme con detalle – como tantas otras veces – los resultados de sus últimas revisiones médicas. Percibí su voz más apagada. Intuí que estaba ingresado, pero no quise preguntarle. Apenas hablamos, como otras veces, de nuestros nietos, ni de vernos, cuando se recuperara, en Pareja o en Sigüenza. Ya no podremos celebrar esa comida pendiente con Evaristo Olcina – en Guadalajara o en Madrid - que tanta ilusión nos hacía a los tres.
Pese a todo, en esa conversación me negué a aceptar que probablemente estaba asistiendo a la despedida de un gran amigo, además de un buen periodista y de una excelente persona. Me costaba admitir que se iría unas semanas después, aunque lo anunciaba su emoción y el latido de su corazón antes de colgar. Luego, una voz – supongo que de su inseparable y querida Concha – que decía: “tranquilo, Antonio”.
Mientras escribo estas líneas, se me agolpan en la cabeza cientos de recuerdos. Antonio del Abril ha sido, para mí, la mejor referencia del periodismo provincial. No se las daba de nada, pero era eficaz, y muchas veces imprescindible. Fue director del bisemanario “Guadalajara. DosMil”, desde su fundación, en 1986, hasta su cierre, en 2012. Todo un récord en una profesión tan cambiante. Pero era su casa, su periódico del alma, en el que hubiera seguido otros 26 años más, si no lo hubiera impedido la crisis económica.
Cuando recibo los mensajes y llamadas de amigos comunes diciéndome que Antonio del Abril ha fallecido, con tan solo 70 años, ni siquiera se me ocurre sospechar que lo haya hecho de manera premeditada para hacer coincidir su marcha con el mes de su primer apellido. La primavera es vida y es alegría. Por eso quiero recordarle feliz, trabajando en el huerto y podando los rosales de Pareja, su pueblo y su refugio preferido. O paseando al perro y jugando una partida de mus con los amigos. O sembrando de cariño y de generosidad a Concha, a sus hijos, Alberto (heredero y testigo de su buen hacer periodístico), Laura y Antonio, así como a esos nietos cuyas fotos me mostraba cada vez que nos veíamos.
No recuerdo bien cómo nos cruzamos la primera vez en el camino, pero sí guardo en la memoria su propuesta de escribir una columna semanal en su periódico, Guadalajara.DosMil. Aquello ocurrió en la primavera de 2001. Como yo trabajaba entonces en Onda Cero, se me ocurrió titularla “En la Onda” y, desde entonces, no dejé de hacer esa columna, con total libertad, hasta que desapareció el periódico. Discreto y comedido, Antonio tan sólo en una ocasión me confesó que alguien con mucho poder en Castilla-La Mancha le había pedido mi cabeza.
Antonio del Abril ha sido una de mis debilidades, y venía a verme cada vez que yo participaba en algún encuentro de la Fundación Siglo Futuro (antes Club Siglo Futuro). Cerró el periódico, pero nuestra amistad siguió en activo. Vimos juntos desde un palco ganar al Madrid en el Bernabéu, comimos a uno y otro lado del Corredor del Henares – casi siempre con nuestro común amigo Evaristo -, recorrimos los pantanos y nos hartamos de comer en Casa Goyo (Alcocer). Buscamos alguna vez setas de cardo por la Sierra Norte y le cabreaba mucho que no le avisara cuando tenía ingresado a algún familiar en el Hospital General, para decírselo a Concha. De esa forma, su compañera inseparable, y enfermera de cabecera, iría a vernos por si necesitábamos algo.
En 2006, con motivo del 20 aniversario del periódico, me invitó a que presentara la celebración multitudinaria de una fiesta en el Hotel Tryp Guadalajara. También recuerdo una de las charlas de Sigüenza Universitaria, en 2018, con Antonio, Evaristo y el director adjunto de este periódico, Pedro Villaverde, que llevaba por título: “La prensa regional y provincial después de la crisis”. Más que un título, parecía un deseo de los participantes.
Te echaré mucho de menos, querido Antonio. Mucho más de lo que pudiera imaginarte. Cómo echarán de menos todos aquellos que te conocieron de cerca o tuvieron la suerte de leer tus crónicas y artículos, cargados siempre de humanidad.