Antropología y derechos humanos
20/01/2013 - 00:00
Muchos ciudadanos de hoy creen que el inventario de los derechos humanos en el mundo está ya completo y cerrado a partir de la Declaración Universal de la ONU el 10.XII.1948. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer pues en temas de derechos también existe la innovación y la actualización. De ahí que sea necesaria una gran colaboración entre la antropología, el derecho y las ciencias sociales para profundizar en el diseño de nuevos valores y derechos en la humanidad. Hablamos de tres generaciones de derechos referidos a tres valores básicos como son la libertad, la igualdad y la solidaridad de los hombres. Sin embargo, ese es el problema, creer que los derechos humanos obedecen a un diseño y planificación política de la sociedad de acuerdo con ideologías particulares elevando a categoría de derecho universal aquello que sólo es proyecto social particular que se impone por intervención política. El descubrimiento y la fijación de los derechos más elementales han costado un largo proceso histórico de aprendizaje moral que no ha concluido todavía y que llamamos reconocimiento.
Los llamados y reconocidos como derechos fundamentales tienen que estar profundamente enraizados en la antropología, o sea, en la naturaleza común y racional del hombre para neutralizar sus necesidades. Por eso podemos hablar y contraponer derechos de generación y derechos de planificación. A veces convertimos los derechos no en fines sino en instrumentos y estrategias políticas. Lo primero que no es convencional o diseñado es el hombre. Nos viene dado por la naturaleza. Lo mismo sucede con los valores fundamentales que no son caprichosos ni revisables ni caducos. Tienen vocación de permanencia o, como se dice ahora, han venido para quedarse. Por otra parte, la libertad, la paz y la justicia no son utopías inalcanzables. Lo primero que hay que hacer para hablar de derechos es reconocer la dimensión trascendente de la existencia humana. El materialismo puro no engendra valores ni derechos sino que los destruye.
El esfuerzo humano no es capaz de producir las grandes valoraciones y propuestas en que se asienta la convivencia humana y que inspiran la civilización de los pueblos.¿Cómo se puede buscar la justicia y la paz o establecer un diálogo y colaboración entre las culturas cuando no admitimos todos los mismos valores objetivos y universales? Derechos humanos de diseño, de dibujo por conveniencia desde la confrontación política. Muchas veces llamamos derechos a reivindicaciones estratégicas utilizadas para conseguir privilegios de clase o de minorías acompañadas de una autonomía de la persona que busca solamente sus intereses particulares. Hay que revisar la arquitectura o noción abusiva de derechos tan contaminada y darle un carácter personal pero también comunitario. Esta es la dialéctica y contradicción política en el ejercicio de los derechos humanos que son prestaciones al servicio de la persona pero que engendran unos deberes de ésta hacia la comunidad. Que la palabra derecho no sea sólo un grito político o psicológico vacío de contenido trascendente, universal, absoluto, antropológico y humano.