Aparcar en el Hospital

31/01/2014 - 23:00 Redacción

El alto número de personas, entre trabajadores, pacientes y familiares de enfermos ingresados, que cada día necesitan desplazarse hasta el Hospital General Universitario de Guadalajara desde el que se atiende a toda la provincia, se traduce en centenares de vehículos privados buscando aparcar en un espacio limitado, a lo que se añade la ubicación en la misma zona del principal tanatorio de la provincia. La consecuencia es la dificultad de encontrar aparcamiento gratuito y máxime cuando por falta de tiempo o hábito no se utiliza como se debiera el transporte público. Y si a esto sumamos el nerviosismo porque se llega tarde o se precisa terminar cuanto antes la visita y/o desfavorables condiciones climatológicas, el caos está servido. La circulación se hace complicada y lo que es más grave, se pone en peligro la seguridad de las personas. El problema se arrastra desde hace bastantes años sin darse claras soluciones y tiene que ocurrir, como siempre, algún accidente- ahora hasta dos atropellos en puntos bien distintos- para que lleguen las lamentaciones, reivindicaciones y el oportunismo político o sindical. Es cierto, y los datos lo constatan, que han sido muchas las acciones que desde noviembre se han realizado por la Policía Local, o sea desde el Ayuntamiento, para una mejor señalización de los accesos y evitar los estacionamientos peligrosos, racionalización que ha redundado en una reducción de las llamadas al 092 por incidentes. También lo es que las explanadas de la parte superior para el aparcamiento gratuito necesitan de un acondicionamiento urgente para su mejor aprovechamiento y la ‘salud’ de nuestros coches,- el Hospital tiene un proyecto para asfaltar en 2014-, que se debe ampliar la capacidad de aparcamiento público en el recinto, que es preciso un servicio más continuo de autobuses desde cualquier punto de la ciudad y en especial que se debe extremar la precaución para que los peatones que transitan desde Cuatro Caminos al Hospital, cruzan desde el edificio de Hercesa, o más arriba, desde las cunetas de la N-320, no se jueguen la vida en lugares en que se circula con cierta velocidad y el conductor se ve sorprendido por la presencia del peatón cuando tiene otras atenciones. ¿Mayor vigilancia policial? ¿Alguna pasarela? ¿Más semáforos o señalizaciones? Se requiere de un estudio serio, profesional y pormenorizado. .